jueves, 16 de diciembre de 2010

A un Bloguero

Hola tocayo;

     Después de entrar en tu blog, siento que me falta algo por leer, lo busco pero no lo encuentro, ¿qué será?
     Claro no está, ¿y por qué? Las buenas noticias, nuestras alegrías y satisfacciones, tendrían que ser lo primero en contar y ensalzar, un motivo gratificante para hacer escritos en prosa, poesía e incluso canciones, pero habitualmente no es así.
     Cuando tenemos un desengaño, nos ponemos manos a la obra, nos lamentamos de nuestra situación, lo escribimos, lo contamos de las mil maneras inimaginables, plasmamos las emociones como si quisiéramos recordarlas toda la vida, al mismo tiempo que implicamos a nuestro entorno, sumiendo todo en un caos de malas vibraciones. Y ¿para qué?
    De eso no deberíamos de escribir, demasiadas cosas pasan en el mundo como para guardar en nuestros recuerdos las insignificantes decepciones que de cuando en cuando nos da la vida.
    Ahora estás feliz, coño, pues ahora es cuando tienes que compartir tu alegría con todos, ya mismo te tienes que poner a escribir poesías y canciones, que nos ayudarán a levantarnos cuando tengamos algún momento de bajón, las que después de un tiempo podrás leer tu mismo, para revivir con la persona amada lo que sucedió en su día, sin olvidar ningún detalle, volver después de los años a hacer lo que hicisteis en ese lugar, repitiendo lo que es digno de repetir y mirando el futuro con la fuerza que da en cualquier carrera la línea de salida, recordar, sin temor a equivocarse aquel pantalón que tan bien le sentaba, y que describiste puntualmente en aquella estrofa, como viviste su primer beso, e intentar que aquella intensidad nunca decaiga.
      Tocayo, siempre se ha dicho: lo que se escribe se lee. Te deseo lo mejor en esta tu nueva andadura, e intentaré llevar a cavo en mi vida y mis escritos, los consejos que hoy a ti te doy.

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