jueves, 29 de diciembre de 2011

Amada compañera


       ¿Cómo podría imaginar? aquel peto de tela vaquera desteñida, que después de tantos años seguiría junto a mí aquella niña, con cuerpo desnutrido y cara de hambre que se apeaba de aquel tren, reflejando en sus grandes ojos el alivio de estar de nuevo abrazada a quien la llevaría de regreso a casa, no sin antes, pasar por la cafetería a tomar un buen café con leche calentito, acompañado como no, de un gran bollo.
         Hiciste fortuna y pa casa, como decía tu padre; jamás hubiera pensado, que me alegrase tanto, de que algo te saliese mal, pero así fue y el destino no te apartó demasiado tiempo de mi lado.
       Ahora, felices, recordamos el pasado, cuantos buenos y malos momentos, cuantos altibajos emocionales, cuantos momentos de estrecheces económicas, cuanta felicidad, cuanto amor, cuanto luchar codo con codo. ¿Podemos quejarnos? bueno, por poder, podemos, pero tampoco nos ha ido tan mal.
       Ahora, junto a nuestras hijas, disfrutamos del presente, añorando su infancia todavía reciente, la mayor tan niña como siempre y la menor ya casi en la pre-adolescencia.
       Qué pena y que orgullo ver cómo pasa el tiempo por ellas, (por nosotros no pasa).
             Miramos hacia el futuro, y pensamos: un año más que ha caído;  y eso es lo importante, que vaya cayendo, pidiendo de año en año.
      En el día de tu cumpleaños (y todos los demás) deseo que seas muy feliz, que no te importe seguir aguantando a este pelma que te escribe, que sonrías cuando Lucía te vacila, eso es que va empezando a tener sentido del humor (menos cuando es ella la protagonista de la guasa), que con Raquel sigas siendo la madraza que siempre has sido y le sigas robando carcajadas a la hora de cambiarla; Eso, que a alguien le parecería poco, es todo un mundo. Para conseguir el resto de cosas, ya seguiremos luchando, juntos, como siempre.


               Lucia.- Mamá, eres la estrella que ilumina nuestro camino, en el día de tu cumpleaños, mis manos llenas de amor, un saco lleno de besos y un ramo precioso de flores.
     Tu, siempre resplandeciente, bañada en polvo de hada, cubriéndonos con tu estela.


F E L I C I D A D E S     MAMÁ
Te queremos mucho.

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