sábado, 29 de diciembre de 2012

VIDA

         Después de tanto tiempo trabajando, antes de acabar el año, faltaba por crear lo más importante; entonces Dios dijo: Hágase la luz.

        A punto de completarse el sesenta y seis por ciento del siglo veinte, finales de Diciembre. En un pueblecito del reino de león, cuna del pastor Viriato, cerca de la tierra Lusitana; al atardecer, un ser, regresa agotado tras una larga jornada de trabajo, enfundado de pies a cabeza, parece tener prisa para llegar a casa. Su aliento, hacía bolitas blancas en la bufanda de lana que cubría sus labios y nariz, el frio se metía entre los huesos mientras subía la cuesta, en el trayecto lo acompañaban pinganillos transparentes colgados del borde de las tejas, junto a las paredes, manojitos de escarcha y hierbas intentando dejar su color verde al descubierto, suelo de canto rodado, que cruje en cada pisada que no respeta el surco que por el centro de la calle se adivina, vestigio de otros que la anduvieron antes.
    El cielo raso deja precipitar la helada negra sobre todo lo que se encuentre bajo su manto y el viento suave aruña los rostros mientras su silbido va anunciando la crudeza de esas noches últimas del año.
               Ha pasado Nochebuena, Navidad, San Esteban y San Geraldo, también el día de los inocentes, la noche ya bien entrada, espera a cruzar el cenit y caer al veintinueve, noche larga, noche en vela, antes de llegar el alba, brota el agua a borbotones, antes de que empiece a clarear, se rompen todos los silencios, una, trás otra respiración entrecortada, dan paso a un berrido, un llanto desgarrado, llena de luz y alegría todo el firmamento de aquella habitación. Para Lázaro, Antonia, Amparo y Rosa, ha salido el sol, inundando con sus rayos todo el hogar.  Son las seis de la mañana, allá, a las ocho y media, empezará a nacer el día para todos los demás.

Felicidades...Mi Sol.........
  
     Según Lucía:
                 Estaba acabando el año, y la muchacha, aún no había nacido. Entonces dijo Dios: Que se haga la luz; Tachán…., y Antonia parió.
       Nació Ana, mi madre, y aunque ya está casi rozando los cincuenta, ja,ja,ja, la seguimos queriendo mucho, y cada día más.

Felicidades mamá.

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