miércoles, 10 de julio de 2013

El Coballa con (LL) parte:15

   La mañana del jueves en la reunión, se disponían a ver los gráficos del encefalograma y compararlos con las imágenes.
    .-Un momento por favor: dijo el doctor Andreu.   Me parece de una gran irresponsabilidad, provocar síntomas en el paciente, sin estar presente, tal vez el video parezca de risa, pero mira que me he encontrado con conductas agresivas a lo largo de mi carrera, pero esa mirada.
         .-perdone, ¿y quien le ha dicho a usted, que no estaba presente?
     .-con Jaime, no estaba
          .-no, estaba con usted, bueno analicémoslo, y luego discutimos si es necesario
       El video era estremecedor, el monitor de ondas, se tuvo que ajustar a +/- 24, por los picos tan extraordinariamente altos.  La doctora santos seguía echando algo en falta.
     No, no era para reírse, las caras de pánico por la situación eran espeluznantes.
     .-ven lo que les digo, esa cara, esa agresividad, ese cambio tan radical
               .-perdone que le corrija, eso, no es nada de  agresividad
    .-pues usted dirá doctora Elvira
               .-el otro día les dije que en su cara veía miedo; en el último tramo y gracias a que se sentía protegido, sabiendo que usted estaba allí, esa cara es de venganza, ha sido capaz de plantarle cara por primera vez y enfrentarse, simplemente por verle la cara, aunque no lo consiguiese
   .-ahora, le importaría decirme donde estaba usted Doctora Santos
        .-muy sencillo, detrás de las cortinas, en la sala de visitas, mirando por una rendija
    .-he de reconocer que no he pasado tanto miedo en mi vida
          .-a este paso vamos a tener que montar un par de cascos más en la habitación, para investigar a los que entran, no al que está dentro.
      .-aquí traigo el esquema prometido, aquí justo aquí, quiero realizar otro implante, creo que es ese punto se puede controlar una atenuación de conductas, inversa a estas ya realizadas y tal vez haya otro punto más interesante, pero tengo dudas del sitio exacto, me gustaría que la intervención se realizara el lunes o el martes
          .-Doctora Santos, necesito su ayuda, tal vez tenga que excitar un poco a Francisco el domingo y necesitare también la ayuda de la familia para reconocer a ese ser.
      .-de acuerdo
   .- ¿alguna objeción? Pues si no es así se da por terminada esta reunión, cada uno que coja una copia, para analizar cualquier detalle con tranquilidad cuando tengan más tiempo.
      .- ¿preparadas para ir de compras?
              .- ¡sí! Vamos a buscar a Isa y Andrea
   Dentro de la seriedad, esto parecía un cachondeo a ratos
      .-Isa, Andrea, vamos,
  .-hemos quedado a las once
      .-pues son menos cinco
          .- ¿y Jaime, también viene?
    .-si, es el cámara oficial
        .- ¿qué estaréis montando?
   .-vamos ha hacer un video de caretos, para que todos puedan disfrutar viéndolo
        .-buena idea
   .- ¿andaremos bien de pasta?
        .-llevo la chequera del doctor Fernández, de la cuenta del proyecto
     .- Manos a la obra, verás que sorpresa se llevan
   Los tres, no habían dormido en toda la noche, citarlos a esa hora les era extraño, ojalá que no fueran malas noticias; la madre cabizbaja, solo repetía en su mente: señor, no sé si creer o no en ti, pero si existes, que no sea nada malo.
     .-buenos, todos puntuales
          .-díganos la verdad sin rodeos doctora Elvira, sin rodeos
     .-así, de golpe
             .-sí, por favor
     .-que nos vamos de compras, por el camino os lo explicamos
          .-Carmen, lo siento, pero hemos desvelado su secreto
               .- ¿Qué secreto?
        .-sus confidencias de la otra tarde
            .-si ya sabía yo que vosotros; Isa, es normal, no se caya, pero tu Jaime
    .-ala, ya me llamó cotilla, fue a hablar la que nunca cierra el pico, no te fastidias
      Se fueron al centro, recorrieron un montón de tiendas y en cada una fueron eligiendo, prendas no demasiado caras pero de mucha calidad y apariencia.
     Felipe, Luis y Jaime, estaban hasta el gorro, pero merecía la pena el aguantar, todo estaba siendo filmado con una cámara que tenía hace años, guardando bastante cinta para la parte final, lo que sería la apoteosis.
      Por fin, se terminaros de hacer las compras, cada uno de los tres portaba varias bolsas en cada mano, eran de poco peso, pero grandes, con el motivo de ser vistas aunque no quisieras fijarte.
      Al llegar al bario, Carmen, Felipe y Luis, permanecían juntos con la cara bien alta, ellas a unos metros como si no los conocieran de nada y Jaime filmando caretos, imitando hacer un reportaje de los escaparates, edificios y anuncios de las calles.
      A cada cuatro pasos se formaban corrillos, tanto de hombres como de mujeres, al pasar por la puerta de la  carnicería, todas salieron, incluso el carnicero y su señora, Carmen los miró, y se instaló en su rostro una sonrisa de oreja a oreja, con chulería y una mirada que lo decía todo: que os den.
      Al llegar a casa la misión estaba cumplida, ya no importaba si se conocían o no, así que todos juntos subieron a dejar la ropa y bajaron al bar a tomar algo.
     Nadie tenía que saber, si eran médicos, auxiliares o parientes del pueblo, a nadie le importaba; Jaime puso la cámara sobre la barra gravando disimuladamente; de vez en cuando la movía un poco para grabar distintos ángulos.
      Se dirigieron de regreso al hospital, allí, en la habitación, esperaban todos para ver lo sucedido; sin que nadie lo supiera, Andrea había llamado a Miguel, para que hiciera correr la noticia.
     .-vamos Jaime, conecta ese trasto a la pantalla
         .- no tengo los cables
    .-ya me hice yo con un cable adaptador de euro conector y este de tres cables de cámara.
  .-pero pon los caretos directamente, quien quiera tragarse lo de las tiendas, le haces una copia
         .-no es muy larga, tampoco había gente como en una cabalgata
     Fueron visionando la cinta, pasando rápido las tomas sin validez alguna, en un momento, en todos se entremezclaba la risa, con no se sabe bien si alegría o tristeza, al ver la cara de ilusión de Francisco, ajeno a lo que ocurría en el exterior;  cada vez que se cambiaba de plano y veía una persona del barrio, se ilusionaba como si se tratase de gente que lo apreciaba, como si para ellos él y su familia fueran unos héroes, cuando en realidad, los trataban como proscritos.
      En su interior, algo le decía que aquellas caras no eran de apoyo, todos cuchicheaban, pero en toda la cinta, no existía ningún saludo amable; tampoco era su intención el darle importancia, en su situación, tampoco podría hacer nada, lo mejor era cerrar los ojos, no hay mayor ciego que el que no quiere ver.
       Se quedó solo en la habitación, no tenía ni ganas de comer, solo esperaba ansioso a ver a su familia vestida con la ropa nueva, que ilusión, ya había logrado algo con estar allí encerrado, que ellos pudiesen estrenar algo decente, no como las prendas que surgían de las bolsas azules, después de toda una mañana practicando el rebusque en los montones del mercadillo.
     Andrés e Isa, bajaron un momento a comer a la cafetería, antes de coger el relevo, al subir, Isa miró los monitores y entró con cara de enfado.
    .- ¿y ahora qué pasa?
.-nada, ¿qué he hecho ahora?
     .-di más bien que no has hecho
.-bueno maja
     .- ¿es que no piensas comer? pues o comes todo o se jode la visita de esta tarde, tu veras
.-vale, vale, ya como, peor que mi madre
   .-Más te vale que no quede nada en la bandeja, que no haya ni que fregarla
.-vale, que te he dicho ya que sí
   .-pues empieza, que se te hace tarde
.-jolín que genio
     Inmediatamente se puso a comer, una vez terminado el postre, quedaba un cachito de pan en la bandeja, miró a las cámaras, lo enseñó en plan de guasa y se lo comió, haciendo ver que era obediente y se había terminado todo.
      A la hora acordada, como siempre, llegó su familia, esta vez él, tenía las cortinas totalmente cerradas.
      .-Paco. ¿Estás ahí?
.-sí, poneros los tres frente al cristal
           .-ya estamos, colocados como tres maniquís
      Paco abrió de par en par los cortinones y se quedó observándolos.  Ellos ni se movían, intentaban mantener un gesto serio como si fueran muñecos de un escaparate.
.-vaya cambio, que guapos, me recuerda el día que se casó el primo Raulito, y todos nos pusimos de punta en blanco
    .-yo me veo guapa, pero a estos los veo como demasiado repipis
          .-me extrañaba a mi
.-hay que reconocer que se os ve raros, pero eso también es la falta de costumbre y el que no os arregléis todos los días, no quiere decir que no tengáis ropa para hacerlo
         .-ellos han hecho el esfuerzo de comprárnosla, pues aunque nos miren como raro cuando pasemos por el barrio al salir o volver a casa, nuestra obligación es ponérnosla y que cada día, nos vean limpios y arreglados
.-y al que le moleste, que le den dos duros
    .-esa era la intención
    El viernes y el sábado, fueron dos días de transito, excepto para la doctora Santos;  estaba obsesionada por encontrar un punto que le faltaba para entenderse a sí misma y concretar la idea que le rondaba por la mente.
   Las dos tardes, se las pasó frente al ordenador trazando líneas de diversos colores, estaba a punto de conseguir algo que validase su tesis, antes de exponerla en la reunión.
    Y llegó el domingo, en la habitación se encontraban sentados uno frente a otro, Francisco y la doctora Elvira. La familia, junto al resto del equipo tras el cristal, en la sala de visitas, excepto la doctora Santos, que controlaría los monitores y Miguel, el fortachón, por si surgía alguna complicación, que se encontraban en la sala de monitores, la única ausente era Andrea la pequeñaja, que había aprovechado el fin de semana libre, para visitar a su familia en su localidad natal.
    .- ¿estás preparado?
.-cuando quiera
    .-mírame los dos dedos índice, uno con cada ojo, sin parpadear e intenta seguir sus movimientos; no pienses en otra cosa, concéntrate en mis dedos y empieza a contar desde cien hasta cero en voz baja, pero que yo te oiga.
    Cuando llegaba por el numero setenta, empezó a bajar la voz, hasta convertirse en un susurro;  la doctora Elvira fue separando sus dedos lentamente hasta conseguir que sus pupilas se distanciasen entre sí, volvió a juntarlos y los llevó hacia abajo y centro.
   .-cierra los ojos y atiende solo mi voz.
      Quiero que visualices a la persona sin rostro, no la oigas ni le hables, solo visualízala
.-no puedo verlo
   .-intenta recordarlo y cuéntame cómo es
.-no puedo, solo consigo ver una sombra
   .-voy a intentar ayudarte.  (Levantó su dedo pulgar)
   Francisco, empezó a mover la cabeza hacia los lados
   .-no te preocupes, solo intenta verlo
.-si, está aquí
   .-no lo oigas, solo responde a mi voz.
.-pero quiero verle la cara
   .-no aún no, mirarle los pies y dime como son
.-lleva unas zapatillas de paño negro
    .-bien, sigue poco a poco hacia arriba, lentamente y fijándote en cada detalle
.-en una mujer, lleva un faldón muy amplio, negro con bolsillos, no, eso es un delantal también negro
    .-para un segundo, no tengas prisa
.-bien
   .-estate tranquilo, yo estoy aquí, sigue
.-tiene las manos arrugadas, es una vieja, lleva una camisa negra, con lunares pequeños blancos, es muy delgada, un pañuelo cubre su cabeza
     De pronto con voz agresiva:
.-levanta la mirada, quiero verte la cara
    .-no, no debes todavía verle la cara, espera a que yo se lo ordene
.- ¿Por qué no?
     .-hazme caso, cierra los ojos y no la mires.  Ahora intenta oír lo que te dice, pero no le contestes
.-me dice que me va a meter el brazo por una manga
    .-tranquilo
.-tengo miedo
       La madre se acerco al cristal y lo golpeó con los nudillos;  con gestos, le indicó a la doctora que ella sabia quien era esa mujer.
       .-bien ahora abre los ojos y fíjate en su rostro, poco a poco lo iras viendo con mi ayuda, pero no tengas prisa
.-no hay nada dentro del pañuelo
   .- espera  y atiende
      La doctora, mando llamar a la madre, para que entrase a la habitación.
   .-a usted no puede oírla, ¿se acuerda de cómo era?
           .-claro era mi madre, siempre le decía lo mismo para meterle miedo, cuando no quería darle un beso, murió cuando el tenia un par de años
     .-descríbame su rostro poco a poco
          .-tenia la piel muy blanca
     .-despacio;  escucha, tiene la piel muy blanca
.- ¿pero?
      .-no, solo escucha
    Poco a poco fueron describiendo los rasgos faciales e introduciendo detalles.
.-sí, es ella
    .- ¿Quién?
.-ella;  creo que es mi abuela, está en una foto del comedor
   .- ¿estás seguro?
.-creo que sí
   .-si es tu abuela, no tienes por qué tenerle miedo
.-pero me asusta, me quiere hacer eso
    .-es una broma; te atreverías a abrazarla
.-no, eso no
    .-ella solo quiere que le des un beso y luego se irá
.-no, no, me da miedo
   .-te prometo que no te pasará nada, ¿no confías en mi?
.-si, pero tengo miedo
     .-ahora haz lo que yo te diga:   acércate, poco a poco, sin prisa;  abrázala despacio, despacio;   dale un beso suave, con calma, suave, muy suave
.- ¡abuela! ¡abuela!  ¿Dónde estás?
    .- ¿Qué pasa?
.-se ha ido, no, ahora no quiero que se vaya
   .-no te preocupes, se tenía que ir
.- ¿pero por qué ahora?
    .-era su momento, ahora duérmete y piensa que ella sigue aquí, junto a ti, lo que se ha marchado es tu miedo, solo tu miedo es lo que ha desaparecido;  duerme, duerme.
          .- ¿era mi madre, lo que lo atormentaba?
    .-no, era una frase que no entendía, ahora si está totalmente curado
           .-gracias, gracias. 
    Sus lágrimas de alegría se contagiaron rápidamente entre los asistentes;  las sonrisas, llantos y abrazos, invadían a todos, solo el durmiente estaba ajeno a la celebración
    .-ahora despierta, como si no hubiera pasado el tiempo, ¡ya!
.-madre, ¿qué haces aquí? ¿Qué hacéis todos llorando?
         .-hijo mío, abrázame, abrázame muy fuerte
      Todos se fueron, entre la doctora, su madre y al otro lado del cristal su padre y su hermano le explicaron todo lo sucedido.
.-doctora Santos, ¿sigue usted ahí?
    .-si, aquí sigo mirando el monitor
.- ayúdeme, quiero volverla a abrazar para despedirme de ella
    .- ¿estás seguro?
.- si
    .-un segundo, que conecto el ordenador
      Sintió un gran dolor en la cabeza, su agresividad confusa hizo que Miguel entrase, por miedo a que agrediera a la doctora o a su madre, pero no lo hizo, estaba enfadado, ahora porque su abuela no aparecía, sus gritos no eran: ¡vete!   Se habían convertido en: ¿Dónde estás? ¿Quiero abrazarte? ¿Ven, por favor?
    No la encontró, después no cayó desvanecido, solo se sentó y cerró los ojos, estaba molido de cansancio.
     La doctora Santos cogió su ordenador y se fue a su despacho a seguir trazando líneas sin ni siquiera despedirse.
 

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