martes, 8 de octubre de 2013

Trenzas doradas cap. 4

.- ¿Diga?
     .-cariño, la he encontrado
.- ¿encontrado? ¿a quién?
     .-a Clara
.- ¿Dónde?
    .-revisando las fotos de la acampada en el ordenador
.- ¿pero…?   si no estaba en ninguna
   .-está reflejada tímidamente en un cristal, como si se estuviese asomando por la ventana de aquella caravana abandonada
.-hazme el favor de lavarte marrano, a ver si va a ser una legaña
    .-coño cariño, que la estoy viendo
.-anda bobo que es una broma, cuando llegue intentamos ampliarla para verla mejor
    .-ya lo estoy intentando, pero no se puede
.-bueno, a la hora de comer nos vemos
    .-hasta luego, no tardes
.-que no, chao
      Al llegar a casa, se dirigió directamente al ordenador.
.-Héctor, ¿donde está Clara?
    .-en la carpeta LAGO, la fotografía número veintiséis
.-yo no veo nada
    .-espera que voy
.-yo solo veo una caravana entre matojos
   .-aquí, estaba en este cristal
.-estás seguro
    .-claro, yo la he visto
.-pues me alegro por tí
    .-de verdad
.-que si, por lo menos la has visto, yo te creo
    .-no sé, habrá sido mi imaginación, pero he estado por lo menos media hora intentando que se viese más nítida
.-da igual, lo importante es que estaba ahí y la has podido ver
    .-no lo entiendo
.-no pasa nada, a mí también me pasa. Quien hambre tiene con pan sueña
    .-será eso, vamos la comida está en la mesa
      Después de varias noches de si pero no sin decir nada claro, ella por fin, se vio obligada a tomar la iniciativa de la conversación.
.-Héctor ya está bien de rodeos, los dos queremos lo mismo
     .-si pero...
.-no hay peros, ¿quieres que volvamos a intentarlo?
     .-por un lado me encantaría, pero me da miedo volver a verte pasándolo tan mal como las otras veces
.-mañana mismo llamo a Satur, vamos, hablamos con él y a ver que nos dice
     .- ¿quieres que lo llame yo?
.-no, déjame que lo medite durante la mañana
      .-tampoco tiene que ser mañana
.-ahora a dormir, abrázame mi osito de peluche
      .-hasta mañana, te quiero pequeñaja
.-y yo a ti
      Tras su llamada, recibió contestación inmediata. La enfermera de Ginecología les encontró un hueco libre a los dos días y concertaron la cita.
        En el despacho del ginecólogo privado en la clínica de inseminación:
       .- ¿como viene esta pareja?
.- hola Satur, aquí estamos
       .- me he tomado la libertad de invitar a esta consulta a Luis, el psicólogo del centro
   .-si, ya lo conocemos
        .-entonces estamos en familia
              .-Ángela, Héctor, ¿cómo os encontráis de ánimo?
.-bien
              .-yo no es que quiera desanimaros, pero sabéis lo duro que puede llegar a ser.   Por tus antecedentes, piensa que tendrás que estar mucho tiempo en reposo absoluto, las dos veces que conseguisteis que los embriones se fijasen, se desprendieron a los tres meses.  Las pautas de alimentación  que marque nuestro nutricionista, deberán seguirse al pie de la letra, para no coger un peso excesivo durante el embarazo y que más os voy a contar que no sepáis
    .-Luis, como psicólogo ¿qué tal  la opción de adoptar?
.-no.  Lo intentamos de nuevo y si no sale bien pues nada ya veremos
       .-yo soy de la opinión de Luís y Héctor, pero viendo tu fuerza quién dijo miedo, a la tercera va la vencida
.-eso digo yo
       .-pues ya sabes,  un botecito con la orina en ayunas y a la semana que viene, pasáis por aquí, rellenamos todos los formularios, autorizaciones y al lio
   .-esperamos tu llamada
        .-lo primero, mañana mismo aquí la muestra de orina
.-adiós, mañana se lo traigo a la enfermera
   .-lo dicho
        .-ánimo, nos vemos
            .-para cualquier cosa sabéis donde estoy
     La ilusión y la incertidumbre se mezclaban en la cabeza de Héctor.  Ángela respiraba tranquila, satisfecha de su decisión sin ilusionarse demasiado, pero sin ningún miedo a lo que les deparase el futuro.
    De regreso a casa pasaron por la zapatería.   Se había quedado Julia a cargo del negocio, al entrar allí estaba disfrutando como una niña probándole unos mocasines a un pequeñajo que no levantaba un palmo del suelo.
      .- ¿qué os han dicho?
.-nada, que volvemos a intentarlo
        .-ya verás como de esta vez todo sale bien, tenemos que ir a rezarle a santa Aguda
    .-ya sabes que nosotros esas cosas
        .-no os preocupéis, para eso está aquí la tita Julia
.-bueno a casa que ya me quedo yo
        .-de eso nada, los dos a casa, luego paso y comemos juntos
    .-es que te apuntas a todas
        .-anda tonto, que hoy friegas tú
    .-encima
.-vamos que al final va a ser lo que ella diga
    .-como siempre
        .-run, run, deja de refunfuñar y piensa en que preparar de comida
.-te esperamos
         .-fuera, fuera de aquí
    Mientras Héctor adobaba unas pechugas para hacerlas empanadas, ella se sentó de nuevo frente al ordenador, miraba la fotografía insistentemente, pero no lograba ver a Clara.   De pronto sintió como si alguien le pusiese la mano sobre el hombro, junto a la caravana una silueta parecía moverse lentamente, era ella, se dejó ver unos segundos antes de desaparecer entre los arbustos.
.-Héctor, la he visto
    .- ¿qué pasa?
.-que estaba ahí, entre los arbustos
    .- ¿quién?
.-coño Clara, quien va a estar si no
    .-tranquila, no sabía de que estabas hablando
.-perdona, es que estaba ahí, la he visto como andaba junto a la caravana
     .-vamos ayúdame en la cocina
.-ya voy
    .-ven cariño abrázame, si estás temblando
.-hay que ilusión me ha hecho verla
    .-tranquila, que me pones nervioso a mi
.-esa foto será nuestro secreto, ¿vale?
    .-será mejor así, si no queremos que nos tomen por locos
       La semana siguiente, otra vuelta más de tuerca daría un nuevo giro en sus vidas tras la puerta del despacho de Satur.

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