martes, 15 de octubre de 2013

Últimamente


   Pues sí.  En estos días, algunas personas que entran en mi blog, me han mandado la dirección del blog de algunos familiares suyos.
    Estoy dejando pasar un poco de tiempo para macerar una idea clara que plasmar, intentando corregir ciertas carencias en mi escritura (aunque no creo que lo logre).
     Ya que nunca he sido un gran lector (nulo), me dedico a ver esos blog. Mi primera intención egoísta fue el no intentar aprender a hacerlo bien, si no como decía mi padre: ver lo que está mal, para no hacerlo.
      Pero..... ¿Quién soy yo para decir que está mal? Así que solo lo leo, eso sí, intentando entender lo que quien escribe quiere transmitir. Luego pienso: ¿me gusta? y ahí está el problema, que me gusta lo que leo, sobre todo aquello que tal vez por su largura, me resulta ameno y esas cositas con los que me identifico.  Luego están los que son un poco más técnicos y escritos con minuciosidad, los que me provocan admiración y leo unas cuantas veces aunque sean más largos para encontrar palabras y culturizarme un poco.
     Otro problema es que me gusta poner algún que otro mínimo comentario, aunque solo sea para que se sepa que alguien se ha preocupado de leerlo. Pero luego pienso: van a pensar que eres un pesado, ¿a quien le importa mi opinión?
    Tal vez puede que sea, que desde hace un tiempo cada vez que publico algo, a cualquier hora del día o de la noche, automáticamente se conectan unos cuantos que están ubicados en las costas este y oeste de EE.UU.   Me imagino que simplemente la empresa que les suministra el acceso, tiene en esa zona del mundo su domicilio, pero me gustaría saber de ellos, no pretendiendo saber quiénes son, sí para saber su opinión, a mi si me importa.
     Tengo que ver la manera de subtitular mis historias, ya que el protagonista sin quitarle su importancia, no es nada más que el hilo conductor para hacer una crítica o alabanza de otro u otros personajes del relato. Por ejemplo: Clara, me parecía una excusa perfecta, para criticar (bajo mi punto de vista) a esas madres que quieren mandar en todo, queriendo imponer su conservadurismo por encima de las ideas de los demás.  Al tiempo que dar relevancia al amor de los padres, que no solo son capaces de dar su vida por la felicidad de sus hijos, también, parte de su muerte antes de ir hacia la luz.
      En el coballa, Francisco siempre estaba, pero quien quería que realmente impactase era Carmen, esa madre que conduce el carruaje de su casa y su familia echando mano del látigo si hace falta, para que todos los potros que tiran de él no se salgan del camino y la lleven con la cabeza muy alta al mismo trote.
    Me es complicado entender la forma de actuar de la gente, sin conocer su entorno, el que casi siempre adjunta una serie de secuencias que justifican sus actos.
    Sé que la paja a veces sobra por no decir siempre, pero es el único camino que conozco para llegar de la tierra al grano y por el trayecto ir fijándome en los nudos del tallo, las hojas y algún que otro insecto alojado en ella, para que se haga más llevadero.
                 En fin, seguiré leyendo alguna que otra cosa: las explicaciones de caligrafía de Ferdinando.  Los recuerdos y vivencias del mayor de la juanita.  Las reflexiones de Cristina con H. Un puzle que refleja la vida de una adolescente. Las publicaciones actualizadas del blog del telecentro de la localidad donde vivo y otros cuantos en los que alguna que otra vez, aunque no asiduamente gano o pierdo unos ratitos.
     Escribir sobre y para los míos, me es cada vez más difícil por la obsesión de no repetirme demasiado.   Así que en cada historieta pretendo retratar a alguno de ellos, evitando su nombre pero intentando plasmar su esencia.  Haciendo un esbozo de cómo creo que es o quizás de cómo me gustaría que fuese.
    En algún personaje me gusta verme a mí mismo en alguna de las distintas etapas por las que mi vida ha transcurrido, dibujando un poquito de mí sin tener porque ser yo.
       Como el encabezado de este blog resalta:
 Lavarle la cabeza a un burro, es perder agua, tiempo y jabón. 
       No sé si podré cambiar o adaptar mi modo de escribir,  ni pretendo que lo que escribo me cambie.  Tan solo que quien quiera y lo crea conveniente, desde la distancia me conozca un poquito más y al tiempo  tenerlo guardado y releerlo cada vez que termina el año para ir  conociéndome yo.
     Debido a mi paupérrima cultura, escasa formación en caligrafía, gramática y ortografía, tengo que dar las gracias al que se le ocurrió la idea de poner a nuestra disposición el corrector de faltas y el buscador de sinónimos, a ese que llamamos  Word.
     Como le dije hace poco a una persona: yo no sé escribir, tan solo intento poner música a lo que pienso.  Hacerlo de forma que cuando vuelva a leerlo otro día, pueda sentir esas sensaciones que sentí al escribirlo.
      Ya no os aburro más.  A todos vosotros: Gracias por perder un ratito de vuestro preciado tiempo.
      ¿Sabéis qué será lo próximo?
                                                  Yo tampoco.

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