martes, 22 de julio de 2014

El Cojo (6)


La carretera

               En la esquina sonó la trompetilla estridente del pregonero, aquel señor algo faltico de luces, que desde niño había sido apartado de los demás por lastima, o tal vez por desconocimiento debido a su deficiencia mental  era algo habitual.  Sin haber pisado la escuela, el pueblo le adjudicó ese puesto nada más cumplir los dieciséis y ahí sigue de esquina en esquina por unos duros al mes y alguna que otra propina de los comerciantes que visitan el lugar.   Haciendo llegar a todos los vecinos los bandos de la alcaldía y los recados de quien así lo solicite.
             .-Por orden del señor alcalde, se hace saber, que mañana vendrá a visitar este pueblo,  un alto cargo del ministerio.   Se ruega a las vecinas que bajen esta tarde para ayudar a engalanar la plaza y que mañana antes de las doce acudan a recibirlo todos vestidos de domingo.
     Cada mujer aportó lo que pudo: mantones, colchas, cortinas, etc.   En el balcón del la casa consistorial una gran bandera de España cubría todo el barandal, en las ventanas lucían los mantones de manila bordados de la gente de rango y el resto de ventanas y fachadas de la plaza se cubrían con colchas, cortinas y telas floreadas, cada una de ellas adornada con una pequeña bandera roja y gualda con el aguilucho, cogida con imperdibles.
     A las doce menos cuarto de la mañana, estaban los vecinos formando una fila todo alrededor de la plaza.
En la puerta principal del ayuntamiento: el alcalde con su bastón, el secretario, el cura, el maestro, el médico y a cada lado, flaqueando las autoridades, una pareja de la guardia civil.
     Desde lo alto del campanario, se dio la voz de aviso:
            .-ya está entrando en el pueblo
             El largo morro de un coche negro irrumpió por la estrecha callejuela, en ese momento todos los hombres y mozos de cierta edad empezaron a aplaudir, los niños y las mujeres, movían banderitas de papel con su mano derecha para darle  la bienvenida.
  El chofer, con su gorra de plato descendió del vehículo y dando la vuelta al mismo por la parte trasera, abrió la puerta para que bajase el susodicho cargo ministerial.
   Entraron a la alcaldía a recibir la buena nueva.  Al cavo de media hora, salían sonrientes, volvía a subir al coche y entre aplausos y vítores, abandonaba el gran coche la plaza.
      A recoger y para casa, el espectáculo y rendimiento de honores a la autoridad había terminado.
     El pregonero se puso en posición de firmes en medio de la plaza. Hizo sonar su trompetilla y anunció:
       .-de parte, del señor alcalde, todo aquel que quiera trabajar en el arreglo de la carretera, deberá apuntarse en la secretaría, a partir del lunes, para poder entrar en el sorteo de los trabajadores de la zona para dicho fin.
         A primera hora del lunes, allí estaban los tres para dar sus datos para el sorteo, a ver si tenían un poco de  suerte y entraban en la lista.
        .- ¿y tú, Felipe de que te quieres apuntar?
.-yo de aguador, para llevar el botijo de un lado a otro, ah, y ponga que dispongo de burro para tal labor.
    Por la tarde Felipe, no podía permanecer callado, era como una chiflata.  Al llegar al aserradero contó a todos que se había apuntado como aguador para la obra de la carretera.  Arreglar aquello similar a un pedregoso paso  de cabras,   para convertirlo en una carretera comarcal que por fin uniese la capital con el cruce de más arriba, seguro llevaría bastante tiempo y también dejaría algún dinero a  trabajadores y pueblos de esa zona por donde debía transcurrir. Todos los obreros y maquinas de esa gran obra, provocarían una inversión necesaria en cada uno de los pueblos por pequeños que estos fueran.
        Por distintos motivos, no todos estaban dispuestos a realizar aquel duro trabajo, pero para los necesitados de pan, era la posibilidad de sacar adelante a su familia.
     A los pocos días, Don esteban mandó aviso, para que bajase a hablar con él  Artemio.
          .-señor, señor, que cruz
    .- ¿qué te pasa ahora?
          .-ya hacía mucho que no armaba ninguna
   .- ¿quién?
        .- ¿y lo dudas?, pues este diablo que nos ha tocado tener por hijo
   .-bueno tranquilo, que enseguida te alteras
       .- ¿donde está ahora?
   .-pues en el aserradero, como todas las tardes
       .-voy a ver que quiere ahora Don esteban y como la haya vuelto a liar,  no dejo de darle con la correa hasta que se rompa la hebilla
   .-Artemio con moderación, que nos conocemos y yo, también se manejar el palo de la escoba
        .-no si encima voy a tenar que subirlo en brazos y dándole besos
   .-tú me entiendes
         Se fue refunfuñando, cerró la puerta de golpe y se apresuro a ver qué pasaba.
      .- ¿da usted su permiso?
         .-pasa
     .-buenas tardes Don Esteban
         .-hola, quería hablar con tigo
    .-no me diga más, ¿que ha preparado ahora?
        .-nada hombre nada, tan solo, es un ofrecimiento que me gustaría hacerle
    .-usted dirá
         .-hay un trabajo muy duro, pero muy rentable para la gente que está dispuesta a trabajar y sé que ni a ti, ni a tu hijo, os da miedo el trabajo
  .-espere Don Esteban, si no le importa me gustaría que el chaval estuviese presente
        .-no hay problema, vete a buscarlo y os espero
          En la cabeza de Don esteban, había una confusión, Artemio a quien iba a buscar, no era a Bernardo, si no al pequeño.
    .-ya estamos aquí
         .- ¿pero...  y el chaval?
    .-aquí está
.-yo me voy a sentar, esto va para largo
    .-niño, un respeto
          .-deja que se siente y tú puedes sentarte también, estaremos más cómodos
      .-gracias Don Esteban
           .-he pensado en recomendaros, para que entréis a trabajar en la cantera. Es un trabajo duro el extraer y picar piedra, pero aparte del sueldo, que es un poquito más alto, hay una pequeña bonificación por los metros cúbicos de grava y esto viene muy bien a final de mes.
   A parte, llegue donde llegue la carretera, piedra sigue siempre haciendo falta, por lo que hasta la finalización de la carretera, el trabajo está asegurado
     .-gracias, ¿pero... y la cantera donde está?
             .-me he estado informando y quieren extraer la piedra demoliendo toda la peña que hace la curva de la garganta del ángel unos quince kilómetros rio abajo. Así pueden dejar paso para la carretera por la parte trasera del risco evitando el terraplén
       .-muchas gracias
.-para, para, ¿y a cambio?
      .-perdónelo don esteban, estos niños
.-vale perdón ¿y a cambio?
           .-como me conoces truhán, a cambio quiero que Felipe se quede por la mañana en casa o en el colegio durante el curso y por la tarde siga viniendo todos los días para aprender bien la función de mecánico de las maquinas del  aserradero
.- ¿y cuanto voy a cobrar?
    .-un respeto, deberías estar agradecido. Te libras de una colleja porque estamos donde estamos
.-sí, ¿pero cuanto?
           .-es que no me dejas terminar de hablar. Pensaba darte  300 pesetas al mes
.- ¿y la cantera, dice que está a veintitantos kilómetros por caminos?
          .-sí, ¿y qué tiene eso que ver?
.-mejor digamos 150 pesetas al mes
            .-malo ¿qué pasa ahora?
     .- ¿pero es que no puedes aceptar la generosa oferta de un señor como Don Esteban?
.-por eso mismo, porque respeto mucho su palabra, ¿si podemos ganar todos llegando a un acuerdo?
           .-déjalo, vamos a saber valorar su perspicacia 
     .- ¿su qué?
         .-su ingenio, aunque mucho me temo que al final me va a tocar salir perdiendo
.-a lo que íbamos, 150 al mes
        .-pero eso es la mitad de lo que te he ofrecido
.-sí, con la otra mitad, usted, compra dos bicicletas para que mi padre y  hermano vayan a trabajar todos los días
         .- ¿tú sabes lo que vale una bicicleta?
.-de esas negras, que llevan: faro, bomba y trasportín
         .- claro ¿y qué más?
.-seguro que le resulta rentable, hablemos de un año, luego volvemos a hablar.  12 meses por 150, hacen un total de 1800 pesetas
          .-no me cuadran las cuentas
.-está bien, más sencillo, 400 al mes y yo les compro las bicicletas, pero no le garantizo el tiempo, puede ser que en la carretera con un poco de imaginación gane más
      El padre, no daba crédito a la desvergüenza de aquel mocoso y mucho menos a la atención que Don Esteban prestaba a cada una de sus palabras, un despiste, sabía que  distraería ese tira y afloja que existía entre los dos, por lo que decidió meter baza para distraer un poco la concentración de Don Esteban
      .-pero a ver, ¿cuánto puede costar una bicicleta?
           .-no sé, tendría que preguntar
.-no se hable más.    Yo aquí estoy agusto y sé que usted valora mi trabajo.     Peseta arriba, peseta abajo, las dos bicicletas y doscientas al mes durante año y medio y no se hable más, ala trato cerrado
             .- ¿como doscientas?
.-claro, la mitad de 400, en mi tierra son 200, ¿o no?
            .- ¿pero no era la mitad de trescientas?
.-no, hemos quedado en cuatrocientas y yo pagaba las bicicletas
     .-eso ha dicho Felipe 400 al mes y nos la regalaba él
           .-a ver, pero habrá que saber el precio
.- ¿para qué?, eso no tiene ciencia, si valen a quinientas pesetas, pues sale usted ganando
           .-claro, ¿y si valen a dos mil?
 .-ala exagerao, incluso así anda rozando la cuenta. Pero en fin, como usted diga, cuatrocientas al mes y usted se olvida de las bicicletas, pero es una pena perder por dos  duros a un chaval que intenta aprender y conocer cada tornillo de sus maquinas para el día de mañana
        .-a ver, partamos de cero, quedamos en las 150 pesetas durante un año y las dos bicicletas
.-nada que no lo entiende. Son doscientas al mes y las dos bicicletas en un año o cuatrocientas cincuenta, en un año y medio y las pago yo
          .- ¿de dónde te sacas ahora las cuatrocientas cincuenta?
.-claro muy listo, y si luego cada bici cuesta más
          .-vale, me has convencido.     Última palabra y que quede claro: doscientas pesetas al mes, durante un año y medio, las dos bicicletas y la recomendación para que entren a trabajar en la cantera
.-trato hecho
                        Según iba el padre a estrechar la mano de Don Esteban, este se levantó y su gran mano abierta se dirigió hasta la pequeña mano de Felipe.    En aquel fiel  momento,  Artemio retiró su mano hacia atrás, se dotó de fuerza para darse cuenta que ya tan solo servía para trabajar.  Para los tratos, debía confiar en la inteligencia de aquel mocoso.
      Según contaba en casa lo sucedido, entre la tristeza de su incapacidad y la alegría de tener trabajo, bicicleta y sobre todo un hijo tan listo. Felipe se levantó, se puso  por detrás, se acercó a él y lo abrazó por los hombros.
.-padre, de mayor, me gustaría parecerme a ti y ser tan trabajador y tan honrado como tú eres
            .-gracias hijo, pero espero que tu inteligencia, te evite el tener que doblar los riñones todos los días
      .-Hagáis lo que dios quiera que hagáis, estoy segura que nos sentiremos orgullosos de vosotros dos.

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