domingo, 10 de agosto de 2014

El Cojo (12)


El problema

        Gracias a los contactos en el diputación y el M.O.P.   El aserradero, aumentó su trabajo considerablemente.
     Llegaban troncos del monte todos los días y salían en camiones de la época hechos tablones y puntales hacia la obra de la carretera lo más rápido posible.
                Para aquella empresa esos años serian como la gallina de los huevos de oro.    Pero había un problema;
   Para llegar a la producción necesaria, las maquinas no podían parar durante la jornada de trabajo;  limpieza y conservación correcta eran imprescindibles, si no, en un  mínimo plazo de tiempo, su rendimiento sería inferior debido a averías.
    Don esteban sabia que en la empresa solo había dos personas en las que el confiaba, sin miedo a errar en su decisión a la hora de hacer alguna restructuración.
    Celedonio estaba solo para aquel volumen de trabajo y Felipe todavía era demasiado niño para un puesto de tanta responsabilidad.
           Después de muchas vueltas decidió llamarlos a la oficina, para ofrecerles buscar entre los tres y encontrar alguna solución; con la idea de no tener que contratar a más gente.
          .-buenas tardes, ¿nos ha mandado llamar?
.-buenas tardes
     .-pasar y sentaros
            .-gracias
     .-necesito vuestra ayuda
.- ¿un trato?
     .-no, esta vez quiero que me ayudéis a pensar
.-bueno, lo está poniendo usted muy difícil
      .-por favor, ya me cuesta bastante pediros ayuda
            .-perdónelo, el es así por naturaleza
    .-a mí me lo vas a contar, a veces, prefiero no oírlo, o lo tendría que echar y lo valoro mucho, más de lo que él se piensa
.-de eso nada, yo también lo aprecio y no hace falta que el pensar hoy me lo page, aunque una propinilla, nada cincuenta céntimos al final de mes.
     .-mira que eres. Bueno a lo que íbamos.        ¿Qué os haría falta, para poder hacer todo el mantenimiento de las maquinas sin que la producción se viera reducida?, porque claro mientras están paradas no salen tablones
.- ¿ha pensado usted en llamar al cura y que interceda ante la virgen?
     .-yo no creo en los milagros
           .-pues usted perdóneme, pero es justo eso lo que nos está pidiendo
      .-lo sé, por eso confío en vosotros
.-respecto a los beneficios;    ¿cuánto estaría dispuesto a pagar?
     .-no sé, depende de cuáles sean esos beneficios
            .-tranquilo, que este al final descubre la manera
     .-lo que tú creas conveniente, tan solo te pongo una simple condición, que ganemos los tres, que tú siempre te quedas con algo entre las uñas
.- ¿me está llamando ladrón?
    .-ni se me ocurriría, sé que no lo eres
          .-te está llamando tratante
.-pues no sé yo, que será peor, ¿lo ve? tiene comido el etc. etc.
          .-que mala leche tienes
    .- ¿de qué habláis?
           .-de nada, de nada
    .-no hay quien os entienda, es que se ve que sois los dos iguales, no me extraña que sigas soltero
        .-ya.  Pienso seguir así toda la vida y tan agusto
    .-no te digo yo que no
        .-yo creo que lo mejor sería que nos fuéramos ya a pensar a casa y mañana ya hablamos
    .- ¿y el trabajo?
.-tranquilo Don Esteban, eso puede esperar
      .- ¿y eso es todo?
            .-por ahora sí, que más quiere
     .-si es que he puesto juntos al hambre, con las ganas de comer.  Mal negocio hago yo con vosotros
          .-no se queje, que los hay peores
.-por cierto, déjeme un billete
    .- ¿para qué?
.-vamos saque un billete
    .-toma cien pesetas
.-bien,  ¿lo ve?, pues ya no lo ve
     .-eh, trae aquí ese billete
.- nada mejor para pensar que un sitio tranquilo con bebida y la barriga llena.  Mañana le prometo que le traemos la vuelta
          .-claro, si sobra algo
    .-me volvéis loco, ya empezamos perdiendo como siempre
.-este dinero delo por bien invertido
     .-mira devuélvemelo, que ya pienso yo
          .- ¿pero no se fía del chaval?
     .- ¿pero porque me voy a fiar si al final siempre sale ganando?
.- ¿por qué usted también gana?
    .-Celedonio te hago responsable de este dinero, si no hay resultados te lo descuento a final de mes
           .-ve, yo si confío en él. Me hago responsable
.-pero sin intereses, haber si la vamos a volver a liar. Ah, y si no le molesta,  de aquí me cobro los dos reales esos que tenemos aún pendientes
     .- alto ahí, aquí no hay nada pendiente
.-que era una broma
     .-ya, pero si no digo nada te los cobras
          Se fueron hasta la cantina.    Estaban los dos solos y el hijo del cantinero.    Se sentaron en la mesa camilla, del fondo, cogieron una baraja que había sobre ella y el señor Celedonio, empezó a barajar las cartas.
        .-Chaval, ponme un tercio si lo hay frio
.-a mí, un culín de vino con mucha gaseosa, por favor
       .- ¿tú vino?
.-un poco solo
              .- Ahora se lo llevo señor Celedonio
     .- ¿hace una partida al tute?
.-bueno, mejor a la brisca, que es a lo que juego con mi madre
             Mientras jugaban en silencio, pensaban en cómo resolver aquel entuerto.
       .- ¿cómo va la cosa?
.-más o menos, ¿y usted?
      .-algo me empieza a rondar por la cabeza
.-por favor; otro tercio, otro culín con gaseosa y media docena de banderillas
           .-ahora voy cojo
     .-perdona, pero un cliente tiene nombre
.-si no me importa
     .-pero a mí sí
          .-aquí tienen ustedes
    Al poco tiempo llegó Tomás (el dueño de la cantina) junto a su mujer
          .-buenas tardes, ¿como vosotros por aquí?
    .-ahora que estás tú aquí, nos pones unas rodajas de chorizo, un poco de queso y algo de pan para merendar
          .-como de cada cosa
    .-sin pasarte, pero abundante, que no se vea el fondo del plato.
        Fue salir la mujer a la puerta y a los dos minutos ya sabía la madre de Felipe que estaba en la cantina junto con el señor Celedonio bebiendo.   Ni corta ni perezosa, allí se presentó.
     .- ¿se puede saber, que haces aquí?
.-Ssssss. Que estamos pensando
     .-estás borracho
           .-no solo está un pelín cansado de pensar
    .-desde luego Celedonio, no me esperaba esto de ti
       Con tanta cerveza en ese momento se le escapó un eructo del que no pudo evitar el ruido.
           .-perdón
       Justina, los agarró por el brazo con fuerza.
     .-vamos, los dos para casa ahora mismo
                 .- ¡eh!, y esto quién la paga
        Felipe sacó el billete marrón de su bolsillo y lo puso sobre la mesa
.-esto lo paga este
     .- ¿y ese dinero?
.-nos lo ha dado Don estaban, para que nos viniésemos aquí a pensar
      .-otro, que cuando lo pille
.-señor Tomás, pónganos usted: otro tercio, otro culín y lo que quiera mi madre
        Por suerte para Felipe, el señor Celedonio fue más rápido y alcanzó la mano de Justina, unos centímetros antes de llegar a su boca.
    .-suéltame la mano
        .- siéntese y piense un poco con nosotros
   .-vaya par de borrachos, ¡ah!, ¿no queréis venir? bien pues ahora baja tu padre, a ver quien le sujeta la mano
         .-por favor no se moleste, esto es muy importante, es cosa de Don Esteban.  Hoy que se quede a dormir en mi casa y le prometo que mañana le explicaré todo.  Yo me hago responsable
.-madre, va en serio
      .-pero que tiene diez años
            .-ya lo sé, confíe en mi por favor
.-dentro de poco once
      .-tú a callar, que me tienes ya contenta; me empieza a temblar la mano y no sé
          Los tres marcharon de la cantina.  Llegando a casa de Celedonio:
   .-de acuerdo se queda a dormir aquí esta noche, pero ni un sorbo más de alcohol y espero que la justificación sea creíble, o arde el pueblo con vosotros dentro
            Justina, con la duda de si había hecho bien o mal, tomando aquella decisión marchó para casa.
   .-hola Artemio
         .- ¿dónde estabas?
   .-dejando al pequeño borracho en casa de Celedonio
        .-lo mato
   .-no, primero si quieres bajas al aserradero y matas a Don esteban, creo que tiene mucho que ver en esto
        .- entonces seguro que es algo sin importancia
    .-ves cagón, ¿pero quién me mandaría a mi casarme con este mastuerzo?
         .-vale, pues bajo y lo mato
    .-anda cállate, cena y a dormir
               .- ¿pero que son esas voces?
    .-y tú Bernardo hoy te quedas sin salir.   Venga los dos a la cama, hoy ya no hay cena
             .-pero madre
   .- ¿no me habéis oído?; como oiga una palabra más os baldo a palos a los dos
       .- ¿y tú?
   .-yo me voy a sentarme un rato al corral, ¿qué pasa?, ¿no puedo?
      Padre e hijo se fueron en silencio a la cama sin cenar y mañana sería otro día.
              La madre arrepentida, entro en la cocina y puso leche en una cazuela, para hacerles unas sopas.   Luego  las puso calentitas en dos tazones y  los llevó a la cama para pedirles perdón antes de acostarse.
      Entre tanto, Celedonio y Felipe empezaban  a sacar sus ideas, juntarlas e intentar asociarlas para conseguir algo que mereciese la pena. Por el momento la cosa no estaba demasiado clara.
      Felipe se acostó sobre la cama y Celedonio tumbado en la alfombra, poniendo la excusa que allí, estaba  más fresco.   En realidad solo pretendía que él descansase lo mejor posible.
 
(troncos) 
preciosa fotografia registrada.
la utilizo en este capítulo con permiso de su autor:
Jesús Cañas del Pozo (el fotero)
 (Cuenca)

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