lunes, 10 de noviembre de 2014

Un encargo



     He recibido un encargo doloroso de realizar, me he de meter en el cuerpo de otra persona y escudriñar en su mente.  Poder encontrar ese rincón escondido donde oculta esa vieja probeta llena de un líquido oscuro, amargo y mal oliente, y así lograr destilarlo una y mil veces, hasta que del alambique sea capaz de sacar una simple gota transparente, dulce y con un aroma excelente.
       En caso de que sea salado, será una lágrima, pero llegó el momento.   Mejor llorar de dolor que seguir con una hipócrita sonrisa de indiferencia.

            Antes de empezar: perdón. Lo has pedido por favor y flaco favor te hago. Ahora me he poner el disfraz de escritor, pero si así lo quieres vamos allá.


   MADRE;
¿Por qué dejaste que naciese?
¿Por qué nunca oíste mis palabras?
¿Por qué tus ojos, no me vieron?
¿Por qué nunca se dignaron a leer mis poesías?
¿Por qué tus celos de rabia, por demostrarle mi amor a ese ser que es mi padre y siempre me protegió?
¿Por qué en vez de darme un beso, quisiste causar dolor?
¿Por qué no sentí  tu abrazo?
¿Por qué cerraste los labios  cuando quise oír un te quiero y mi nombre blasfemante, cuando el amor me invadió?
¿Por qué me has hecho sufrir, lo que tú tal vez sufriste, sin culpa de lo que hicieran los que por padres tuviste?
       Yo te seguiré queriendo
por más que siempre te pese
hasta en tus ultimas horas
estaré junto a tu almohada
esperando un simple abrazo
esperando oír te quiero
esperando el que tus labios
me den un beso sincero.
     Y lloraré  tu partida
maldiciendo ese momento
tal vez por no haber logrado
lo que siempre he echado en falta
lo que siempre fue mi anhelo.
Aunque así sea: Gracias.
         Gracias por enseñarme,
 lo que no se debe hacer,
a querer con toda el alma
a dedicarles mi tiempo
mi cariño y mi perdón
a que nunca ellos les falte
lo que nunca tuve yo.
       Jamás han de echar de menos
un beso, un simple abrazo
o cada noche un te quiero,
a la hora de dormir
cuando todo está en silencio.
         Por enseñarme a escucharlos
cuando  algo quieren contar
y demostrarles mi orgullo
de lo que hacen cada día
que sepan que soy su madre
y me llena de alegría.
        Gracias madre, sigo aquí
solo  espero un simple gesto
y que estas palabras mías
no te alteren el dormir.

De Carlos Torrijos, para una madre.
A mí, no me corresponde juzgarla
¿No quiso, no supo?…..ella sabrá.

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