sábado, 13 de diciembre de 2014

09.-El diario nunca escrito


Estamos de estreno

     Este año me llevan a un nuevo sitio.      Es un aula de educación especial. La profe es genial y la cuidadora un encanto.  Me llevan todos los días por la mañana y me recogen a la hora de comer.
         Tengo dos compañeros y dos compañeras, uno va como yo en silla de ruedas, es muy chiquito de tamaño, pero habla.
      Mi padre cuando llega a recogerme juega con todos como si fuéramos muñecos, al principio, me daba algo de envidia, pero ahora ya no, él es así, y solo pretende vernos felices.
    Para navidades se han llevado una sorpresa. La profe, ha hecho una lámina para cada niño y a mí me ha dado un carro lleno de flores.      Cuando lo ha visto mi padre, ha sabido lo que significaba, lo ha puesto en un marco y lo ha colgado sobre la cabecera de mi cama
         Hoy he estrenado una silla nueva, la otra ya se me quedaba pequeña.     Que chula es;     con su funda azul, acolchada y apoya brazos, tiene para poner una mesita, reposapiés y un algo que se pone entre las piernas para no escurrirme, se pliega como la otra para meterla en el maletero.  ¡Ah! Eso, unos cinturones como los de la silla del coche, que se abrochan en el centro.
      Mis padres están más ilusionados que yo.   Ella en el asiento trasero, va leyendo en voz alta la factura con los precios desglosados. 
          Vaya estafa, cuatro hierros simples y lirondos para una cosa necesaria y parece que fuera un noble artículo de lujo.   Y no te digo las adaptaciones, a precio de oro y luego el IVA, pero les da igual.   Solo ven lo cómoda que estoy en ella y su color me hace todavía más guapa.
  Cuando hemos llegado a casa, han estado ajustando el respaldo en altura e inclinación, para que vaya un poco recostada y no se me caiga la cabeza.        Luego se han puesto a inventar como colocar unas esponjas laterales que han mandado hacer para poder sujetarme recta sin que me molesten.
     Que pesados, me han dado un montón de vueltas, pero al final menuda diferencia.
      También me han puesto gafas, son redondas y rojas, pero me parece, que no van a durar mucho, porque se me doblan al apoyarme en la silla y se me caen, aparte de hacerme daño en la nariz.
    Me han traído unos animales, para que yo, mueva los brazos e intente coger el que ellos me dicen y entiendo cual es, pero la emoción me pone aún más nerviosa por lo tanto más rígida lo que hace que los esfuerzos que yo hago por conseguirlo, sean casi siempre inútiles.


A la sillita la reina
en el trono del palacio
con anteojos de aumento,
para poder ver los astros
que alumbran el firmamento.
En él, toda mi familia
y entre todos ellos yo.
Aun siendo presuntuosa,
soy la estrella que más brilla
y la joya más valiosa.
Eso es lo que dicen ellos
no es cosa que haya inventado,
una luz que se alimenta
con tenerlos a mi lado.
 

    

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