domingo, 14 de diciembre de 2014

14.-El diario nunca escrito



Mendigar NO

    Se nota que empiezo a tener una pequeña desviación en la columna.     Para intentar que no vaya a más, sería bueno cambiar de silla, una que tuviese unas sujeciones más fuertes para intentar mantenerme recta.
          Vaya follón.   Ya he cumplido ocho años.    Me han tenido que comprar otra silla nueva;   esta, dicen que se me queda algo pequeña.
   Después de mucho mirar, la idónea para mí, cuesta un riñón, según ellos casi tres mil euros con adaptaciones.
    Han pedido una subvención a la junta. Ya, ya.
       Tras rellenar un montón de papeles, presentar todo tipo de documentación en diversos sitios y después de pasar varios meses, les ha llegado la notificación.
        Según la asistente social se suele conceder entre el cincuenta y el ochenta por ciento;   dependiendo de los ingresos familiares.
        Vaya ruina, les han concedido un veinte por ciento, a ingresar en cuenta, cuando les venga en gana, allá por mediados del año que viene. 
       Han ido a efectuar una reclamación, pero claro. Allí no se va a reclamar derechos, a esos sitios se tiene que ir a mendigar una limosna para la pobrecita.  No les han hecho ni caso.
    Ha pasado lo que tenía que pasar, después de  tanto callar y tragar saliva, alguna chispa tenía que encender la mecha.  Directitos al periódico a denunciar el caso.
          Lo que peor han llevado era que mi foto saliese en primera página impactando.   ¿pero lo que se pretendía no era que se enterase todo el mundo de lo sucedido?
    Un buen amigo que trabaja allí, en páginas interiores ha publicado para mí, un artículo precioso, se titula: (la risa de Raquel)
      A raíz de la noticia, al día siguiente se ha presentado en casa la televisión.  Son los del canal internacional de noticias. De perdidos al rio, que lo vean en toda Europa.
    Mi padre está que echa los dientes.    Parte del dinero lo había pedido como adelanto en donde trabaja. Cierto es:  que siempre anda cobrando a plazos, pero prefiere no deber favores innecesarios, que atrasen más lo que tanto se necesita en casa (el maldito dinero).
       Mamá me ha preparado unas esponjas, para seguir utilizando la silla de antes en casa, por que la nueva no entra por las puertas y por ahora no pueden cambiarlas pues no hay para más.
 Esta madre en una artista, estoy muy a gusto y además me ha puesto un cojín en el reposapiés a media altura, para que no me duela la pierna.
     Ya han pasado dos días, por la mañana se ha recibido una llamada.   Quieren hablar con ellos,  si pedir cita,  lo antes posible y por favor.
    Primero había sido un error, luego se encontraba una manera para que se les ingresase el cien por cien de la factura en unos días, haciendo una pequeña historia en la que mediaría Cáritas.     Cuando han mencionado que cuando todo estuviese arreglado sacarían otro artículo, no para pedir disculpas, pero sí,  diciendo que se había llegado a una solución pactada. El señor;   se ha echado las manos a la cabeza. ¡De prensa y televisión nada!
       No es que no les gustaría salir en la foto diciendo lo rápidos que son subsanando un “error burocrático”.
 ¿Pero?...     quizás algunos que no prestaron demasiada atención a la primera noticia, con otra, se animan y van también a pedir lo que por ley les corresponde.

Esbirros puestos a dedo
que con nosotros jugáis
una partida de cartas
a ver cuánto al fin ganáis.
Vosotros nunca perdéis
aunque no llevéis jugada
tiráis con pólvora ajena
las personas no son nada.
Y si aparece algún bruto
voceando por el pasillo
que quiere abrir el pastel,
le ofrecéis unas miguitas
no  llegue la voz arriba
y todos quedéis sin él.
Al final del ejercicio
todo aquello que ha quedado
lo ponéis a buen recaudo,
no cambien algo las tornas
y os requisen lo robado.
Nada tenéis que temer
de quien llega voceando
o quién va a pedir limosna,
pero ojo con los callados
que si les salta una chispa
en cualquier momento explotan.
 


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