viernes, 23 de enero de 2015

LAZO ROSA

  Ella, salió de la clínica acompañada por su marido.
     Esos dos jóvenes encantadores, se subieron a un taxi para ir hasta casa.    Sí,  abrazados, pero no se dijeron ni una palabra.  Apenas cruzaron sus dulces miradas, ellos, los dos tenían mucho que decir y mucho que escuchar, pero ninguno daba el primer paso.
       Al llegar al hogar, nada cambió.        Él, no paraba de darle vueltas a una idea que tenía en la cabeza. Ella solo deseaba que el tiempo no pasase, para no tenerse que quitar aquel vendaje blanco que le protegía el pecho y que desaparecería definitivamente en una semana.
       En el ambiente enrarecido, parecía reinar la soledad  e indiferencia por parte de ambos.  Ni cenaron, pasaron todo el tiempo sentados frente al televisor;   como si la otra persona no existiese.
     Ella se subió a la habitación, se puso un pijama y se acostó, con la intención de hacerse la dormida cuando él llegase.  Él se quedó en el ordenador y luego se echó en el sofá tapado con una manta.
     A la mañana siguiente, marchó muy temprano, sin decir ni adiós, sin subir a despedirse de ella, intentando no despertar a aquella mujer que no había dormido en toda la noche, esperando su presencia en la habitación.
      Dieron las doce en el reloj de la plaza, la una, las dos y un pelín antes de que las agujas marcasen las tres, se oyó la cerradura de la puerta.
             Ella seguía en la cama, tapada, mirando el techo, abstraída del paso del tiempo y queriendo obviar lo que estaba ocurriendo.
       Una voz por fin deshizo la madeja de silencio que se había creado a lo larga del día y noche anterior.
.- ¿Dónde está la moza de la casa?
    Él con una expresión alegre.
.-----estoy a aquí, arriba
     Ella con tono desidioso.
        Mientras subía la escalera, ella le daba vueltas a las palabras que por lógica escucharía: no pasa nada,  esto es una bobada, a mí me gustas igual,………….
     Entro en la habitación, se puso a los pies de la cama de pie y se desnudó.
.-ahora ya si podemos hablar de lo que quieras, los dos estamos igual.      A ti te queda un pecho para poder dar de mamar a nuestros hijos cuando decidamos tenerlos y yo me vengo de hacer la vasectomía, eso sí, he dejado esperma congelado y poder tenerlos cuando decidamos hacerlo.  Ni tú eres menos mujer,  ni yo menos hombre por esta circunstancia...------- ¿no dices nada?
.------me has dejado de piedra
.-pues hazme un sitio en la cama y abrázame, de lo de hacer el amor ya hablamos otro día, que hoy no estoy para muchos trotes.
Se abrazaron y ahora sí, se durmieron felizmente.








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