domingo, 3 de mayo de 2015

Flavio 1/7






  Después de un mes de prácticas, encargándose de vaciar papeleras y cambiar carpetas de un sitio a otro en aquella redacción; subiendo y bajando las escaleras, memorizando donde se encontraba cada una de las secciones.
     Ya era hora. Por fin; a finales de octubre, lo mandaron al campo santo a sacar fotografías de lapidas que le resultasen llamativas.
    Fueron a escoger para mandarle su primer encargo en el exterior, el día más desapacible del mes.    El frio se metía hasta los huesos, parecía ser empujado por una desagradable brisa del norte.
  Andandito, andandito, abrigado, se dirigió a realizar el encargo de sus superiores.
    Una vez dentro, aprovechaba la brigada que le brindaba el pasillo entre el muro y los cipreses, para entrar en calor, mientras iba leyendo las lapidas del contorno.
          Al fondo, en un triste rincón, la más austera, abandonada y emotiva que jamás había visto.
            Bajo un pequeño olivo de piedra, dormía algún desconocido.  En su tronco una escueta inscripción:
Expediente: 137/2001
       Esparcidas; sobre el montículo de arena y hierbajos; una decena de placas de piedra fina y oscura con forma de pergamino. Cada una de ellas con un poema y todas firmadas por el mismo autor: Flavio.
      Aquel seudónimo le sonaba; le sonaba mucho, pero no era capaz de adivinar el porqué.       Después de leer aquellas preciosas poesías, e inmortalizarlas con su cámara;      siguió dando su paseo por aquel cementerio nunca antes visitado por él, en busca de epitafios curiosos, excepcionales o simplemente burlescos, que fueran validos para aquel nuevo reportaje que debía publicarse el día de difuntos, en esa pagina central, donde se podían leer las columnas de opinión del diario local.
    ¿Por qué no, basar en aquel desconocido el trabajo de investigación de fin de curso?      Repitió las fotografías con su móvil y las eliminó de aquel mamotreto de cámara, que en el periódico habían puesto a su disposición.
       Dejó que llegase al nuevo año y a primeros de enero, gracias a su recién estrenada acreditación como becario de un medio escrito de comunicación, se presentó en el edificio del cuerpo nacional de policía a pedir información sobre el expediente inscrito en aquel olivo. 
        Tenía tan poca importancia que se lo enseñaron sin ni siquiera firmar una solicitud de consulta.  Dentro solo un folio, firmado por el forense y el inspector de guardia: 

Indigente hallado sin documentación.
Causa de la muerte (hipotermia).


    Copió los nombres de los firmantes como única pista para seguir con la investigación.
     Según el agente que lo atendió, los dos ya estaban jubilados, pero él, no tenía permiso, ni creía conveniente facilitar su dirección a nadie sin una orden que lo exigiese.
           .-búscala en la guía telefónica.      Esta gente mayor tiene el mismo número de teléfono en casa desde que lo contrató por primera vez.
      Pero su gran torpeza, le hizo de nuevo volver; solo había copiado el primer apellido y así era imposible encontrar nada.
      A la mañana siguiente, allí se presentó d nuevo; por suerte para él, la misma persona ocupaba el mostrador de información.
     .- ¿tú por aquí otra vez?
.- perdone, pero se me olvidó copiar bien los nombres del forense y el inspector
     .- ¿y cómo tanto interés en este caso?
.-para un trabajo de fin de curso, que sea diferente y me pueda subir nota
     .-mira aún ni lo había regresado a su sitio.    Mejor te haré una fotocopia.   Pero ni una palabra de esto a nadie.
.-pues no sabe lo que se lo agradezco.
       .-anda y que apruebes.      También te digo: no creo que ellos lo recuerden.
      A la hora de comer, a casita tan contento.
.- cuando baje a tomar café al bar, le pido la guía al camarero y esto lo arreglo en un momento.
      La incertidumbre, no le dejó probar bocado.      Así que ese día bajó un poquito antes de lo normal.
       .- ¿Qué Javi; un café?
.-si, ¿me deja la guía de teléfonos?
     .-es de hace un par de años
.-da igual
     .-toma ya tienes para leer un rato
.-ac, af, aj,………..arre, arribas, Arribes, aquí están.
      Tras buscar su segundo apellido y el que coincidiese con la inicial de su nombre, copio el número y dirección allí reseñada.
    Un tono, dos, tres….
     .- ¿diga?
.-buenas tardes, ¿podría hablar con el doctor forense Arribes?
     .- un momento ahora se pone
.-gracias
            .-si, ¿Quién es?
.-soy un estudiante de periodismo, y quisiera saber si recordaba un caso, el 173/2001
           .-deje de tomarme el pelo joven
.-por favor no cuelgue.   Era un indigente que murió de hipotermia y en su tumba, solo pone el expediente. En el informe también dice que iba indocumentado, está firmado por usted y el inspector Cañizares
       .- Como ese caso hay miles; por favor déjeme en paz y visite más las aulas, en vez de dedicarse a molestar.
     Con cara de desagrado dio vueltas un rato a la azúcar del café.
       Las esperanzas estaban de capa caída, pero no pensaba rendirse tan fácilmente.
      Volvió a coger la guía de teléfonos.  Cab, cal, can, cañi, Cañizares Albadalejo M.
   Marcó el número allí reseñado, con la esperanza, de que la persona que respondiese esta llamada, fuera más amable que la anterior.
       Tras varios tonos, cuando se disponía a colgar:
      .- ¡diga!
.-perdone me gustaría hablar con don Manuel Cañizares Albaladejo
      .-lo siento pero no está. Yo soy su hijo, si quiere que le de algún recado.
.- ¿sabe a qué hora podría localizarlo? Me gustaría hablar con él
      .-todos los días sale a dar un paseo, pero a las ocho de la tarde, suele estar ya aquí.
.-muchas gracias. Volveré a llamar
      El hijo parecía simpático y seguro que el padre también lo sería (o eso esperaba)
     Como todas las tardes a estudiar duro. 
           Un pequeño e intermitente recuadrito, en el margen superior izquierdo de la pantalla del ordenador, le indicaba que eran ya las 20.30 y debía de hacer la esperada llamada.  Volvió a remarcar el último número que tenía en la memoria de llamadas salientes.
.-perdonen que les vuelva a molestar.     ¿Estaría ya en casa, el señor Manuel?
           .-un segundo, ahora mismo se pone
     .-si, dígame
.-perdone usted.    Soy un estudiante de periodismo y querría pedir su colaboración para presentar a fin de curso, un trabajo sobre un señor muerto por hipotermia hace años, del cual usted llevo la investigación.  Solo sé que es el expediente 173/2001
      .-ja, ja, la verdad es que no me lo pones nada fácil, pero me has caído bien, ¿Cómo te llamas?
.- yo soy Javier Benítez, pero todos me llaman Javi
     .-pues nada Javi, yo me informo y si te parece bien, me vuelves a llamar a la semana que viene y quedamos
.-lo que usted diga, no sabe como se lo agradezco
     .-y yo a ti, ya se me empezaban a oxidar las bisagras y esto me hará de nuevo volver a la actividad.  Un momento que cojo papel y lápiz.   Repíteme el número de expediente que lo anoto.
.- 173/2001
     .- anotado, dame unos días
.- hasta la semana que viene señor Manuel
      .-lo dicho Javi. En eso quedamos.





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