Después de un mes de prácticas, encargándose
de vaciar papeleras y cambiar carpetas de un sitio a otro en aquella redacción;
subiendo y bajando las escaleras, memorizando donde se encontraba cada una de
las secciones.
Ya
era hora. Por fin; a finales de octubre, lo mandaron al campo santo a sacar
fotografías de lapidas que le resultasen llamativas.
Fueron a escoger para mandarle su primer
encargo en el exterior, el día más desapacible del mes. El
frio se metía hasta los huesos, parecía ser empujado por una desagradable brisa
del norte.
Andandito, andandito, abrigado, se dirigió a
realizar el encargo de sus superiores.
Una vez dentro, aprovechaba la brigada que
le brindaba el pasillo entre el muro y los cipreses, para entrar en calor,
mientras iba leyendo las lapidas del contorno.
Al fondo, en un triste rincón, la más
austera, abandonada y emotiva que jamás había visto.
Bajo un pequeño olivo de piedra,
dormía algún desconocido. En su tronco
una escueta inscripción:
Expediente: 137/2001
Esparcidas; sobre el montículo de arena y hierbajos; una decena de
placas de piedra fina y oscura con forma de pergamino. Cada una de ellas con un
poema y todas firmadas por el mismo autor: Flavio.
Aquel seudónimo le sonaba; le sonaba
mucho, pero no era capaz de adivinar el porqué. Después
de leer aquellas preciosas poesías, e inmortalizarlas con su cámara; siguió dando su paseo por aquel cementerio
nunca antes visitado por él, en busca de epitafios curiosos, excepcionales o
simplemente burlescos, que fueran validos para aquel nuevo reportaje que debía
publicarse el día de difuntos, en esa pagina central, donde se podían leer las columnas
de opinión del diario local.
¿Por qué no, basar en aquel desconocido el
trabajo de investigación de fin de curso? Repitió las fotografías con su móvil y las
eliminó de aquel mamotreto de cámara, que en el periódico habían puesto a su
disposición.
Dejó que llegase al nuevo año y a primeros
de enero, gracias a su recién estrenada acreditación como becario de un medio
escrito de comunicación, se presentó en el edificio del cuerpo nacional de
policía a pedir información sobre el expediente inscrito en aquel olivo.
Tenía tan poca importancia que se lo enseñaron
sin ni siquiera firmar una solicitud de consulta. Dentro solo un folio, firmado por el forense
y el inspector de guardia:
Indigente hallado sin documentación.
Causa de la muerte (hipotermia).
Copió los nombres de los firmantes como única pista para seguir con la
investigación.
Según el agente que lo atendió, los dos ya estaban jubilados, pero él,
no tenía permiso, ni creía conveniente facilitar su dirección a nadie sin una
orden que lo exigiese.
.-búscala en la guía telefónica. Esta gente mayor tiene el mismo número de
teléfono en casa desde que lo contrató por primera vez.
Pero su gran torpeza, le hizo de
nuevo volver; solo había copiado el primer apellido y así era imposible
encontrar nada.
A la mañana siguiente, allí se presentó d nuevo; por suerte para él, la
misma persona ocupaba el mostrador de información.
.- ¿tú por aquí otra vez?
.- perdone, pero se me olvidó copiar
bien los nombres del forense y el inspector
.- ¿y cómo tanto interés en este caso?
.-para un trabajo de fin de curso, que
sea diferente y me pueda subir nota
.-mira aún ni lo había regresado a su sitio. Mejor
te haré una fotocopia. Pero ni una
palabra de esto a nadie.
.-pues no sabe lo que se lo agradezco.
.-anda y que apruebes. También te digo: no creo que ellos lo
recuerden.
A la hora de comer, a casita tan
contento.
.- cuando baje a tomar café al bar, le
pido la guía al camarero y esto lo arreglo en un momento.
La incertidumbre, no le dejó probar bocado. Así que ese día bajó un poquito antes de
lo normal.
.- ¿Qué Javi; un café?
.-si, ¿me deja la guía de teléfonos?
.-es de hace un par de años
.-da igual
.-toma ya tienes para leer un rato
.-ac, af, aj,………..arre, arribas,
Arribes, aquí están.
Tras buscar su segundo apellido y el que coincidiese con la inicial de
su nombre, copio el número y dirección allí reseñada.
Un tono, dos, tres….
.- ¿diga?
.-buenas tardes, ¿podría hablar con el
doctor forense Arribes?
.- un momento ahora se pone
.-gracias
.-si, ¿Quién es?
.-soy un estudiante de periodismo, y
quisiera saber si recordaba un caso, el 173/2001
.-deje de tomarme el pelo joven
.-por favor no cuelgue. Era un indigente que murió de hipotermia y en
su tumba, solo pone el expediente. En el informe también dice que iba
indocumentado, está firmado por usted y el inspector Cañizares
.- Como ese caso hay miles; por favor déjeme en paz y visite más las
aulas, en vez de dedicarse a molestar.
Con cara de desagrado dio vueltas un rato a la azúcar del café.
Las esperanzas estaban de
capa caída, pero no pensaba rendirse tan fácilmente.
Volvió a coger la guía de teléfonos.
Cab, cal, can, cañi, Cañizares Albadalejo M.
Marcó el número allí reseñado, con la esperanza, de que la persona que respondiese
esta llamada, fuera más amable que la anterior.
Tras varios tonos, cuando se disponía a colgar:
.- ¡diga!
.-perdone me gustaría hablar con don
Manuel Cañizares Albaladejo
.-lo siento pero no está. Yo soy su hijo, si quiere que le de algún
recado.
.- ¿sabe a qué hora podría
localizarlo? Me gustaría hablar con él
.-todos los días sale a dar un paseo, pero a las ocho de la tarde, suele
estar ya aquí.
.-muchas gracias. Volveré a llamar
El hijo parecía simpático y seguro que el padre también lo sería (o eso
esperaba)
Como todas las tardes a estudiar duro.
Un pequeño e intermitente recuadrito, en el
margen superior izquierdo de la pantalla del ordenador, le indicaba que eran ya
las 20.30 y debía de hacer la esperada llamada.
Volvió a remarcar el último número que tenía en la memoria de llamadas
salientes.
.-perdonen que les vuelva a molestar. ¿Estaría ya en casa, el señor Manuel?
.-un segundo, ahora mismo se pone
.-si, dígame
.-perdone usted. Soy un estudiante de periodismo y querría
pedir su colaboración para presentar a fin de curso, un trabajo sobre un señor
muerto por hipotermia hace años, del cual usted llevo la investigación. Solo sé que es el expediente 173/2001
.-ja, ja, la verdad es que no me lo pones nada fácil, pero me has caído
bien, ¿Cómo te llamas?
.- yo soy Javier Benítez, pero todos
me llaman Javi
.-pues nada Javi, yo me informo y si te parece bien, me vuelves a llamar
a la semana que viene y quedamos
.-lo que usted diga, no sabe como se
lo agradezco
.-y yo a ti, ya se me empezaban a oxidar las bisagras y esto me hará de
nuevo volver a la actividad. Un momento
que cojo papel y lápiz. Repíteme el
número de expediente que lo anoto.
.- 173/2001
.- anotado, dame unos días
.- hasta la semana que viene señor
Manuel
.-lo dicho Javi. En eso quedamos.
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