Te parieron de
al revés
De cómo nace
la gente,Tu infancia, la prepotencia
Tu adolescencia, una farsa
La juventud, desconsuelo
Para tu padre y tu casa.
Pisoteaste el imperio,
Que había creado un señor
Con trabajo y sufrimiento.
El sol permanece oculto,
Por no ver a tus lacayos
Sin un brillo en su mirada,
Estómagos, muertos de hambre
Con la cabeza agachada.
Por quien no supo llorar
Ni la muerte de su amada.
Tropelías, desenfrenos,
He ir a rezar al templo,
Donde no debiste entrar,
Del que también, eras dueño.
Por un cachito de pan
Que hacía falta en la mesa,
La mesa de cualquier casa.
Con los pies para delante
Ni el diablo te esperará,
No tienes nada que darle
Que le pueda compensar,
Dar cobijo a ese tirano
En una de sus mazmorras,
Cuando hay almas que comprar.
Ojalá no haya gusano,
Que quiera tu compañía.
imagen cedida: Sole Martinez (Cuenca)
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