Se instruyó en la oscuridad
y se le olvidó mirar,
se hizo amigo del silencio
y no pronunció palabra,
para no
escuchar el viento
cubrió oídos
con la almohada,
levitó por
las alturas
nada rozase su piel,
el olor a primavera
intentó abrir su ventana,
perdió el ultimo sentido
que en su
cerebro quedaba.
Ahora que
los sentimientos
parecen desvanecerse,
ahora que está acostumbrado
a no ser nada ni nadie,
un llanto le martillea,
busca el camino perdido
algo que está sollozando,
el cordón umbilical
que le lleve de regreso
a aquel lugar olvidado.
La marcha
atrás no es posible
sin alguien que lo reclame,
todos ya le han negado
a cuenta de tanta ausencia,
de vagar por las alturas
ocultando su presencia.
Solo una
única cosa
puede hacer irreversible
la decisión que tomó,
aspirar esa fragancia
que cuando fue rechazada
flotando en aire quedó,
y rebrotará un jardín
alrededor de la estancia
y una flor será el recuerdo,
que depositen las manos
sobre la piedra pulida
en el día de difuntos
allá donde está tu cuerpo.
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