Hoy adjunto la ultima melodía de
esta trilogía de (cuatro, según de mire)
En el anterior hablábamos de nostalgias,
ahora nos centraremos en algo más difuso; Un simple pero inmenso recuerdo.
Sí, digo que es más difuso, porque hay recuerdos tal vez, por haber sido creados
sobre un pantano tan oscuro, lleno de fango y cubierto por densas nieblas, ya nunca jamás podrán existir palabras que encumbren a la luz todas esas
mentiras, las que durante tanto tiempo fueron idolatradas, como si de la verdad
absoluta se tratase.
En este caso he querido definir tres fases con la misma base y con
distintas circunstancias.
El placentero amor, con la esperanza de toda una vida, tras un flechazo de
Cupido. Ese que jamás, uno de los dos podrá olvidar,
la seguridad armónica que alimentará y endulzará las mentiras, quitándole valor a lo evidente.
La ruptura no aceptada, mientras la vida, cambia su rumbo, en una huida hacia delante.
Una persona, flotando, se queda anclada en el pasado, en aquello que solo existió en su imaginación,
en lo que es su más preciado tesoro.
La plegaría
por defecto, pues tanto es su amor, que nunca dará el
pequeño paso que lo separa del odio y aún menos el trayecto que lo separa de la
indiferencia. Esa, que
tantos años lleva anidando en el pecho de su amado, de ahí que su rezo se convierta
en suplica, pensando, nada ha sido olvidado y que su negación solo será producto
del convencimiento de que el paradigma soñado está extinto en la mente del otro
ser, pues mientras exista rescoldo, se pueden volver a avivar las llamas.
De ahí el trágico título: ¡Olvídame tú
si puedes! Frase dirigida a quien ya
olvidó.
¡OLVÍDAME TÚ SI PUEDES!
Perdóname si te quiero,
si cada día por ti muero,
perdona a aquel día
en el que te conocía.
Perdona mis noches
y a mis intensos sueños
donde mi cuerpo desea
que seas su dueño.
Perdona mis pensamientos
si por ti pierden la calma,
perdona también mis labios
por besarte con toda el alma.
Perdona ésta pasión
que me quema día a día
y a mi pobre corazón
que por verte ¿qué daría?
Perdona mis recuerdos
si siguen vivos en mis ojos,
perdona el daño causado
y los días de enojo.
Perdóname entera si quieres
pues he perdido mi batalla,
no puedo olvidarte, no.
¡Olvídame tú, si puedes!
Derechos de autor
Poema; Isabel San José Mallado
Música; Carlos Torrijos (C.A.R.L.)
Me has hecho llorar. Que preciosidad. Soy Anabel calleja.
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