Cupido. Alado insensato,
ha errado la trayectoria
de una flecha enamorada,
rompiendo tres corazones
en una sola tirada.
Por cuestiones
del azar
en un disparo fallido,
uno se ha ido a enamorar
de la novia de su
amigo.
Sin pretender
encontrarse
los dos al anochecer,
desde esquinas diferentes
se aproximan al balcón,
para rondar la mujer
dueña de su corazón.
Hojas de acero
afilado
vuelan en la oscuridad,
el silencio no se inmuta,
el aire no se levanta,
las nubes cubren la luna,
los amantes se desangran
ante la diosa fortuna.
Al acabar la
contienda
por su voz se han conocido,
las navajas caen al suelo
tras ellas, los dos amigos.
Ella que ha
dormido ajena
a lo allí acontecido,
al alba se da de bruces
con los cuerpos sumergidos
en charco rojo pasión,
donde brillan cabriteras
abiertas al nuevo sol.
Sin quererlo
provocar…
la que has armado, Cupido,
por lanzar flechas al aire
enfrentando corazones
que siempre fueron amigos.
Romance de los tres Amores. Me encantó, poeta.
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