jueves, 10 de septiembre de 2015

VALDELUNA cap .-5



   A Diógenes, se le había ocurrido una idea.  En un árbol con gruesas ramas, ató una soga que colgaba hasta casi rozar el suelo.        En su extremo inferior puso un cacho redondo de madera, agujereado en el centro para que sirviese de asiento.

   Primavera, ya hecha una guindilla andante, junto con sus hermanos Leopoldo y Andrés,   iban a diario por la tarde columpiarse.
         Con paso firme y andar prepotente se aproximaba Lisardo, un poco mayor de edad y tamaño que ellos.

Andrés.- viene Lisardo
Leopoldo.- no pasa nada
Lisardo.- vamos bájate primavera, que me toca a mí
Loepoldo.- tranquilo…    cuando acabe ella, va Andrés y luego yo
Lisardo.- aquí no montan los hijos de siete padres
     
         Sin pensarlo dos veces, se puso de puntillas y lanzo con todas sus fuerzas el puño contra la cara de Lisardo.

Lisardo.- ay, me has hecho daño ya verás ahora
       Y raudo marcho, con la mano tapando el sangrante labio a avisar a su abuela.
     Allí con él, en un instante, se presento en minutos la señora Petronila.
Peronila.- ¿Quién le ha pegado a mi nieto?
Leopoldo.- he sido yo, tiene la lengua muy larga
Petronila.- ¿larga porqué?
Leopoldo.- me ha llamado hijo de siete padres
Petronila.- quien dice la verdad no ofende.
          Leopoldo se engarabitó como un gato con uñas y dientes a ella, una vez en el suelo y cuando se disponía a darle su merecido, por una de estas casualidades, ya ves, apareció por allí Gorgonio, que iba a buscarlos.
 Agarrándolo a puño por la parte posterior de la camisa, lo levanto en volandas, en aquella situación no sabía si reprenderlo o echarse a reír.    Al dado, con los frágiles dedos cerrados contra la palma de sus manos y cara de fieras. Andrés y Primavera, percibían la escena, mudos pensando en cómo abalanzarse ellos sobre Lisardo y darle su merecido.
Gorgonio.- a ver ¿qué ha pasado aquí?
Petronila.- esto no va a quedar así, vaya educación le das a estos bastardos.
Gorgonio.- cuidado con esa boca, ¿Qué ha pasado?
    (Leopoldo comenzó a relatarle lo sucedido).
               Según iba avanzando la historia, a Gorgonio, los soplillos, le empezaban a echar humo.   Las venas de los ojos se le enrojecían de ira y resoplaba con fuerza como una olla a presión  para no estallar. 
      Agarró con fuerza a Petronila por el brazo, sí, con la intención de hacerla daño y no olvidase ese momento fácilmente.
Petronila.- bestia que me haces daño
Gorgonio.-  ya era hora de que alguien le diera un gran escarmiento a la tía vinagre
Petronila.- sinvergüenza ¿Qué modales van a aprender estos de ti?
Gorgonio.- vamos y calladita, que me estoy quedando con ganas
       Calle abajo, ante la mirada atónita de los vecinos, iba Gorgonio con Petronila bien agarrada, seguidos de los cuatro pequeños sin pronunciar palabra.
Gorgonio.- salga usted Aproniana (la nueva matriarca)
Petronila.- que vergüenza, hacer esto, que vergüenza
Aproniana.- ¿a qué vienen esas voces?
     Gorgonio, ante todos los curiosos que hasta allí se habían acercado, fue relatando palabra por palabra los hechos de lo que había ocurrido.     Petronila, de porte soberbio, poco a poco, terminaría inclinando la cabeza y sonrojándose.
Gorgonio.- y eso es todo, o pone usted una solución o la pongo yo

             Era la primera vez, desde tiempos inmemorables que la matriarca debía hacer uso de sus atribuciones y poner orden, para que reinase la paz en Valdeluna.

        Nadie sabe lo que se hablo dentro de la casa.
Los tres estuvieron largo rato y parece que la mediación conciliadora, acompañada de alguna reprimenda, surtió efecto.
   A partir de ese día, la tía vinagre se dedico al corre ve y dile, de casa en casa, para contar a los padres lo que sus hijos hacían, pero ni una vez más, su mano tocó a ninguna criatura, y sus palabras tuvieron cuidado antes de insultar.



1 comentario:

  1. Maravilloso C.A.R.L. Reine siempre la Paz y la concordia en Valdeluna.

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