miércoles, 20 de enero de 2016

Torre de Babel



        Para mi hija Lucía, aquella cosita que vino para colmar nuestras vidas de alegría y ahora ya adolescente nos regala cada día ese punto de locura ya olvidada y a veces tan necesaria.



    En abril como una flor
de preciado terciopelo
llegaste como una brisa,
para alegrar nuestras vidas
con la luz de tu sonrisa.

      Renacuaja, vivaracha,
remolino de ilusiones,
tormenta que en su barbarie
abrió puertas y ventanas
dejando que entrase el aire.

    No alzas un palmo del suelo
y quieres ponerte en pie,
no has dado ni el primer paso
y ya pretendes correr,
peldaños de una escalera
que intentas subir a gatas
para la luna coger.

      Aroma de dulce miel
en los campos de lavanda,
sobre cabello ondulado
flota una linda guirnalda,
chapoteos en el agua
de sirenita encantada,
entre mis brazos se duerme
la fierecilla cansada.

     El tiempo trepa que trepa
hasta lo alto de la higuera,
señores, es ley de vida
antes de los higos, brevas,
y como siempre ha pasado
llega la edad tan temida
que se altera en primavera.

      Bendita suerte la tuya,
balanceas  la alegría
columpio de  adolescencia,
para sentir una brisa
de caricias en tu rostro
cubres los ojos con venda,
regalando  cuerpo y alma
abres al mundo tus brazos,
ofreciéndole los sueños
dormidos en tu regazo.

    Levantas el vuelo al cielo
para llegar a lo alto,
quieres saber lo que esconde
esta torre de Babel,
y eres tan solo una hermosa
pajarita de papel.

    Juventud resbaladiza
cuidado no te lastimes
cuando llegué el tropezón,
por mucho que yo lo quiera
no querrás que esté a tu lado
para servir de colchón,
el golpe ha de ser muy serio
porque el suelo siempre es duro,
mis brazos te cuidarán
una y mil veces… seguro.

     No hay riendas en este mundo
capaces de sujetar
los caballos del amor
cuando salen a galope,
solo puedo estar atento,
me tendré que conformar
con cogerte… al primer bote.






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