lunes, 1 de febrero de 2016

Amantes



    En lecho blanco de raso
mullido con plumas de ángel
reposa la bella dama,
con las pupilas dormidas
y el corazón abatido
por la punta de su daga.


    Sobre tablas carcomidas
descansa el fiel caballero
mutilado, sin cabeza,
que siendo de baja cuna
osó pretender princesa.

    Para ella, cruces de mármol
sobre lápida tallada,
nombre completo, Abolengo
y las flores más preciadas.

    Para el plebeyo una piedra
con iniciales borradas,
unos números, la fecha,
en que el cadalso bebió
de su sangre derramada,

    Misas, sermones y salmos,
mitra, báculo y casulla
en ambientes palaciegos,
al alma de aquella rosa
incienso y agua bendita
para elevarla a los cielos.

     Dejaron caer al joven
en zanja poco profunda
Junto a una encina ya seca,
sobre el cajón escupieron
y lo cubrieron con tierra.

        Florece por primavera
almendro, a medio camino
entre encina y cementerio,
allí se ven los amantes
y con las manos unidas
se juran amor eterno.






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