sábado, 20 de febrero de 2016

CAOS



      Allí bajo los cascotes derrumbados, una solitaria garganta, solicitaba auxilio a gritos.

               En el exterior el bullicio de sirenas, los motores que sobrevolaban la ciudad y las interminables detonaciones, impedían  oír la desgarradora voz.

         Sus piernas atrapadas por una viga de cemento, le imposibilitaban aproximarse a la pequeña abertura por la que entraba un hilo de luz.

     El polvo en el aire, acompañaba a su ya agónica respiración.

          Los mudos pensamientos de años, no podían quedar silenciados por más tiempo.
   Demasiado tarde para él.

             En una pared, que junto a su cuerpo reposaba dejaría manuscritas con un afilado vástago de hierro sus últimas palabras…
 .…NO A LA GUERRA.






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