martes, 16 de agosto de 2016

Desolación




Las manillas del reloj
siguen su curso imparable.

Y el pitillo se consume
en dedos de la soledad.

En la taza ya resecos
duermen posos de café.

La pluma quiere posarse
sobre el papel virginal.

Frente apoyada en su mano
sin saber en qué pensar.

Las pupilas dilatadas
desprecian al horizonte.

La noche se está acabando.
Emerge la madrugada.
Una resbalada lágrima,
permanece solitaria,
como firma de la nada.

Imagen de la red


1 comentario:

  1. A veces me he sentido así y hay que reconocer que es un momento de verdadera desolación aunque después de un reparador sueño siempre vuelve la paz.

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