domingo, 14 de agosto de 2016

Perversión



   Con zapatos de tacón.
Medias de recta costura.
Vestido largo de noche
abierto hasta la rodilla.
  Ceñidito de caderas,
encorsetada cintura,
que deja la espalda al aire
donde el cabello se acuna.
Rojos labios y carnosos.
Bajo un antifaz alado,
se esconden sus Verdes ojos.
Y una diadema de flores,
unidas con hilo de oro.

     Uñas de gata afiladas,
para cobrar una presa.
Pipa de plata en sus dedos,
humeando perfume a cera.
   Carroñera acomplejada
que ocultas tu piel de escamas
tras el disfraz de pantera.


   Su único fin la venganza,
su consuelo la tortura.
Su pena la soledad
cuando se oculta la luna.
Por eso sale de noche
altos sueños baja cuna.
Preguntas en su interior,
cómo respuesta…  ninguna.
Hacer el mal la costumbre,
Y el lodazal su fortuna.

    Si en el fuego del infierno
nos volvemos a encontrar.
Piensa que fuiste la garra
que sembró desconfianza
en alguien que siempre dio
y que nunca pidió nada.
Entonces, no pidas tú.
Pues el dar…  también se acaba.



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