lunes, 2 de enero de 2017

Maniquí..


Maniquí.

        Un vestido transparente
que con mimo la abrazaba.
   Su ropa interior quería
enamorar mi mirada,
y sus curvas provocaban
que mis manos las tocaran.
   Los labios imaginarios
que sin hablar me llamaban.

      Allí tras aquel cristal
las sirenas me cantaban.
   Sin cabeza, sin un rostro,
sin manos de uñas pintadas,
por piernas un pedestal
con la base plateada.

      Un susurro en mis oídos
que me hizo despertar.
   Su mano junto a la mía,
su mirada sonriente,
un gracioso empujoncito
que me invitaba a pasar.
   Y navegar por los sueños,
haciéndolos realidad.

      Saltando de puerto en puerto,
viajando en el ancho mar.
   Entre olas hechas de versos,
con velas blancas al aire
bandera ondeando al viento.
   En nubes de ondas bailaban,
las palabras en su voz
al maniquí acunaban
mientras su alma brillaba.






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