jueves, 1 de junio de 2017

La Musa





Escondida tras raíces, perdida entre la hojarasca,
 dormitaba bella ninfa.
La despertaron los pasos, de un poeta caminante,
 que entonaba una canción.
Esa dulce melodía, de entrecortadas palabras,
 parecía tropezar.
Volvía a empezar de cero, repitiendo algunas frases,
 buscando la inspiración.
Bostezó y abrió los ojos, batió sus alas la ninfa
 saliendo de su letargo.
Con suavidad se posó en el hombro del poeta
 y a su oído susurró.
Él se sentó en una piedra, sacó su papel y lápiz,
 para plasmar un dibujo.
Una corona de flores, sobre una melena rubia,
 que lucía una princesa.
Zapatitos de avellana, vestida con hojas verdes
 y un junco por cinturón.
Las palabras no tropiezan, ya no hace falta pensar,
 tan solo cantarle a ella.


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