Érase una vez un país, en el que todas las minorías estaban representadas, donde la palabra solidaridad, se pronunciaba en voz alta, incluso por personas que no entendían su significado, y los políticos, querían representar a todos, pero seguir ejerciendo ellos, en vez de dar la palabra a sus representados.
Un día cualquiera, una mujer decidió hablar con voz propia, a la cual siguieron muchas más, esto hizo que los partidos políticos, empezasen ha hacerles un sitio en sus listas electorales, tal vez, por captar sus votos, pero eso no importa, el caso es que la mujer entro en política, y de la noche a la mañana, todas ellas ( todas) empezaron a tener el derecho real de decir lo que les pasaba, sin ser discriminadas por ello, y no teniendo que sentirse culpables de ser ( maltratadas, humilladas, e incluso vendidas y compradas).
Pues bien. Este cuento debería también tener como protagonistas, a todos los discapacitados, pero en esta etapa política que comienza, en los próximos cuatro años, seguirán hablando por boca de otros, e inclinando la cabeza, cada vez que se dirigen a la administración, como un acto de limosneo.
Pero claro, muchos de ellos por su discapacidad, no tienen, ni tan siquiera derecho al voto.
Y colorín colorado, este cuento no ha empezado.
PD. ¿Están el Congreso, o el senado, habilitado para minusválidos.?