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Felicitación
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COSAS DE LA HISTORIA, HISTORIA DE LAS COSAS
Queridas sobrinas:
Hace muchos, pero que muchos años, dos hermanos se encontraron.
Llevaban mucho tiempo fuera de casa, lejos el uno del otro.
El mayor se esforzaba por parecer un poco menos serio no lo era, pero a veces lo parecía; el pequeño seguía pareciendo alegre. No hablaron mucho casi nunca hablaban porque se llevaban muchos años y en aquellos tiempos eso tenía su importancia, pero el pequeño tuvo un detalle cariñoso: sabía que al mayor le gustaba todo lo que tuviera que ver con papeles y con letras y le llevó, como regalo, unos sobres y unas tarjetas que había comprado sabe Dios dónde.
El mayor se limitó a darle las gracias era un poco parco expresando sus sentimientos pero se prometió a sí mismo que un día le devolvería al menos uno de esos sobres y esas tarjetas en forma de carta caligrafiada.
Pasaron los años, cambiaron sus vidas; el hermano mayor dejó de hacer caligrafía, pero siguió conservando sus plumas y algunos de esos sobres, trasladándolos de piso a piso, de ciudad a ciudad, en su mochila primero y en sus maletas después.
Ambos tuvieron hijos. Siguieron lejos, pensando a menudo el uno en el otro, pero sin decirse demasiadas cosas, por aquello de respetar la tradición y no perder la costumbre.
Un día, el mayor volvió a retomar sus plumillas, sus pinceles y sus pinturas. Buscó los sobres entre sus papeles, tomó uno de ellos y la única tarjeta que quedaba, la que había conservado para ese momento, los caligrafió y los mandó a casa de su hermano pequeño. Y se sintió tranquilo, con esa paz que siente quien acaba un trabajo apetecido desde hace tanto tiempo. Pero hizo una cosa curiosa: no se lo dirigió a su hermano pequeño, sino a quienes creía que eran más importante para él que él mismo.
¿Lo habéis adivinado, no? “Hace mucho tiempo” son veinte años; el hermano mayor soy yo; el pequeño, vuestro padre, y las personas más importantes de su vida, a las que yo he acabado dirigiendo la carta, vosotras dos, sus hijas, que ahora cumplís los años, la una junto a la otra, en el calendario y en la vida.
Un día de estos recibiréis la carta con la felicitación de toda la familia. Pero quería que supierais que lo más importante, lo más bonito para mí, es esa historia del sobre y la tarjeta; mucho más importante que las letras que los ocupan y decoran.
Felicidades de nuevo de parte de todos nosotros.