La cuestión era que el regalo de cumpleaños fuera una sorpresa; había que mantenerlo en secreto hasta el día y hora señala
Casi siempre, los regalos se han sabido con antelación, y muchas otras veces se han tenido en las manos un par de días antes de la celebración, sobre todo los de Lucia, que siempre lleva un par de ellos por adelantado: el de papá Noel lo tuvo el 22, el de reyes el 27, y seguro que en enero ya estará pidiendo el de su cumpleaños.
Entre los dos, nos habíamos comprometido a guardar silencio, no podíamos decirle nada ni del ramo de flores, ni de la carta, ni de la canción. Parecía sencillo, pero según se iba acercando el día se iba haciendo más cuesta arriba.
Cada modificación había que guardarla en sitio seguro y quitar del ordenador todos los accesos recientes e historiales, para no despertar sospechas ni dar pistas.
Casi siempre, los regalos se han sabido con antelación, y muchas otras veces se han tenido en las manos un par de días antes de la celebración, sobre todo los de Lucia, que siempre lleva un par de ellos por adelantado: el de papá Noel lo tuvo el 22, el de reyes el 27, y seguro que en enero ya estará pidiendo el de su cumpleaños.
Entre los dos, nos habíamos comprometido a guardar silencio, no podíamos decirle nada ni del ramo de flores, ni de la carta, ni de la canción. Parecía sencillo, pero según se iba acercando el día se iba haciendo más cuesta arriba.
Cada modificación había que guardarla en sitio seguro y quitar del ordenador todos los accesos recientes e historiales, para no despertar sospechas ni dar pistas.
A Lucia le temblaban las piernas cada vez que su madre le preguntaba ¿que me vais a regalar?. Ya no tenía fuerzas para tener la boca cerrada, estaba entre la espada y la pared, quería decírselo, pero entonces yo la llamaría chiflata, así que sacaba de donde no había y se hacía la despistada.
Ha llagado el día, pero no la hora, el ramo se lo llevarían al kiosco a las 11.30, y un rato después publicaría en mi blog la carta y la canción, para que mientras la oía, leyese la felicitación.
Nos hemos despertado muy temprano, le hemos hecho un café con leche y unas tostadas, luego hemos subido a ofrecérselo después de cantarle el cumpleaños feliz para despertarla, allí, cuando ha dicho: y mi regalo, ese ha sido el momento más duro, la pobre no sabía lo que hacer, quería darle aunque solo fuera alguna pista, pero yo me hacía el fuerte y la reprimía.
Hemos bajado a la cocina un ratito antes de irse, pero Lucía ha preferido quedarse viendo la tele en su habitación, sabía que no iba a aguantar mucho más la presión. La verdad es que para mí, tal vez por la falta de costumbre, tampoco me ha resultado fácil guardar silencio.
En fin, ya le llegó el regalo, cuando me ha preguntado que donde estaba la tarjeta, le he dicho que cuando tuviese tiempo abriese mi blog y ahora queda esperar al medio día para saber si le ha gustado.
Ja, ja, ja, que bobo estoy…….¿ y qué?
Ha llagado el día, pero no la hora, el ramo se lo llevarían al kiosco a las 11.30, y un rato después publicaría en mi blog la carta y la canción, para que mientras la oía, leyese la felicitación.
Nos hemos despertado muy temprano, le hemos hecho un café con leche y unas tostadas, luego hemos subido a ofrecérselo después de cantarle el cumpleaños feliz para despertarla, allí, cuando ha dicho: y mi regalo, ese ha sido el momento más duro, la pobre no sabía lo que hacer, quería darle aunque solo fuera alguna pista, pero yo me hacía el fuerte y la reprimía.
Hemos bajado a la cocina un ratito antes de irse, pero Lucía ha preferido quedarse viendo la tele en su habitación, sabía que no iba a aguantar mucho más la presión. La verdad es que para mí, tal vez por la falta de costumbre, tampoco me ha resultado fácil guardar silencio.
En fin, ya le llegó el regalo, cuando me ha preguntado que donde estaba la tarjeta, le he dicho que cuando tuviese tiempo abriese mi blog y ahora queda esperar al medio día para saber si le ha gustado.
Ja, ja, ja, que bobo estoy…….¿ y qué?