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lunes, 14 de noviembre de 2011

11 / 11 / 11

En la mañana del 11/11/11. Acudí junto con otros compañeros a un acto que se celebraba en la puerta de la Diputación provincial.

   Un alcalde, (junto con una treintena de vecinos que han llegado en autobús) llegaba andando desde su pequeña localidad, situada a 120 Km. al noroeste de la provincia, para solicitar al presidente de la diputación ayuda urgente para intentar paliar el estado catastrófico en que el anterior equipo de gobierno había dejado al municipio.

   Debido a que hace poco tiempo la compañía eléctrica le había cortado el suministro a las dependencias municipales, uno de los lemas que coreaban era: Queremos luz, no enchufes.

  Al grupo de gente con quien estoy, se acerca un señor mayor (80 años) vecino de dicha localidad y empieza a explicarnos como se ha llegado a dicha situación.   Según este señor, allí  nadie pagaba arbitrios, ni se sacaba licencia de obras, ni se contabilizaban los ingresos y gastos que tenía el ayuntamiento, en caso de que los hubiese, que cada uno hacía lo que quería, construía donde le daba la gana, y como nadie decía nada aquello había sido los últimos quince años, (siempre según  palabras textuales) una ciudad sin ley.

  Nos comenta, que nadie se esperaba esta situación, aunque eso sí, todos iban a gusto en la burra.   Mi perplejidad comienza, cuando dice que ha estado de secretario en un par de pueblos durante cuarenta años; en ese momento me pregunto: ¿Pero este señor no se esperaba este desenlace? no me lo creo, y que me perdone por dudar de su palabra.

  Mi asombro, y creo que el de todos los que allí estábamos se incrementa con frases como: Con franco esto no pasaba, la democracia en una mierda, soy de los pocos que votó NO a esta constitución que no vale para nada, aquí hay tres dictaduras: el PSOE, el PP y la Guardia Civil.

   Se vanagloria de que cuando él, estaba de secretario y a algún amigo le ponían una multa, él llamaba a dos testigos falsos, y cursaba un recurso para que la denuncia fuera retirada. 

   Las ganas de decirle cuatro cosas, no creo que solo estuviese en mi interior, pero el no montar bronca en ese acto, hace que todos permanezcamos mudos ante tanta barbaridad.

  Al final se declara “indignado” por que  lo denunciaron por no llevar puesto el cinturón de seguridad y no le quitan la denuncia.

   En ese momento no puedo expresar lo que pienso porque me pondría a su altura;  añade, que siempre había votado a la derecha, pero que en estas elecciones no lo iba a hacer como castigo.

  Señores y señoras, me considero inclinado a la izquierda, pero le pediría a este señor, que su voto fuera en blanco (que creo es su intención), ningún partido de este país en todo su amplio espectro político, se merece la papeleta de esta persona.

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