Ella, salió de la clínica acompañada por su
marido.
Esos dos jóvenes encantadores, se subieron
a un taxi para ir hasta casa. Sí, abrazados, pero no se dijeron ni una palabra. Apenas cruzaron sus dulces miradas, ellos, los
dos tenían mucho que decir y mucho que escuchar, pero ninguno daba el primer
paso.
Al llegar al hogar, nada cambió. Él,
no paraba de darle vueltas a una idea que tenía en la cabeza. Ella solo deseaba
que el tiempo no pasase, para no tenerse que quitar aquel vendaje blanco que le
protegía el pecho y que desaparecería definitivamente en una semana.
En el ambiente enrarecido, parecía
reinar la soledad e indiferencia por
parte de ambos. Ni cenaron, pasaron todo
el tiempo sentados frente al televisor; como si la otra persona no existiese.
Ella se subió a la habitación, se puso un
pijama y se acostó, con la intención de hacerse la dormida cuando él llegase. Él se quedó en el ordenador y luego se echó
en el sofá tapado con una manta.
A la mañana siguiente, marchó muy
temprano, sin decir ni adiós, sin subir a despedirse de ella, intentando no despertar
a aquella mujer que no había dormido en toda la noche, esperando su presencia
en la habitación.
Dieron las doce en el reloj de la plaza,
la una, las dos y un pelín antes de que las agujas marcasen las tres, se oyó la
cerradura de la puerta.
Ella
seguía en la cama, tapada, mirando el techo, abstraída del paso del tiempo y
queriendo obviar lo que estaba ocurriendo.
Una voz por fin deshizo la madeja de silencio
que se había creado a lo larga del día y noche anterior.
.- ¿Dónde está
la moza de la casa?
Él con una expresión alegre.
.-----estoy a aquí,
arriba
Ella con tono desidioso.
Mientras subía la escalera, ella le
daba vueltas a las palabras que por lógica escucharía: no pasa nada, esto es una bobada, a mí me gustas igual,………….
Entro en la habitación, se puso a los pies
de la cama de pie y se desnudó.
.-ahora ya si
podemos hablar de lo que quieras, los dos estamos igual. A ti te queda un pecho para poder dar de
mamar a nuestros hijos cuando decidamos tenerlos y yo me vengo de hacer la vasectomía,
eso sí, he dejado esperma congelado y poder tenerlos cuando decidamos hacerlo. Ni tú eres menos mujer, ni yo menos hombre por esta circunstancia...-------
¿no dices nada?
.------me has
dejado de piedra
.-pues hazme
un sitio en la cama y abrázame, de lo de hacer el amor ya hablamos otro día,
que hoy no estoy para muchos trotes.
Se abrazaron y
ahora sí, se durmieron felizmente.