Un suave velo oscuro cubrió el cielo.
Tras él, la tenue luz de las estrellas, perecían querer decir: estamos aquí, pero no les prestaba atención.
Cabizbaja, marchaba junto al intenso frío que en sus huesos llevaba alojado los últimos días; a sangrar en soledad sobre un colchón vacío.
Un beso.
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