Acostada está la luna
sobre una almohada de
nubes,
jugando están las
estrellas
al escondite tras
ellas,
y mi niña está
cantando
sobre alfombra de
piano,
mientras yo cierro
los ojos
y le acaricio la
mano.
Las olas del mar y el
viento
en la orilla de la
playa,
abrazan las caracolas
que susurran melodías,
notas en tono menor
soñando melancolías,
que antes de salir el
sol,
lanzarán un beso al
aire
para convertirlo en
día.
En las montañas
nevadas,
una linda florecilla
despertará bostezando,
con el agua
trasparente
que de nuevo inunda
el valle,
volverá a lavar sus
manos,
aquel que en tiempos
lejanos
acompañaba a su niña,
Precioso poema que plasma la riqueza de la sensibilidad, creatividad, subjetividad de la niña y el hombre del piano. Me encantó porque me sentí parte de él. Saludos querido amigo Carlos Torrijos. De America Santiago.
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