En estos últimos días, se agolpan las informaciones y contradicciones políticas en los medios de comunicación.
Distintos ministros del nuevo gobierno, proponen espectaculares reformas que puede ser que se hagan, sin saber cómo hacerlas, ni para que se van a hacer.
Son un tipo de sondeo a la opinión publica, para ver lo que les puede venir encima y con qué apoyo porcentual cuentan, desmintiéndose unos a otros dependiendo de la repercusión estimada por sus asesores de imagen.
Pero en realidad que están haciendo, nada, mareando la perdiz, llenándo las bocas de discusiones que no llegan a ningún sitio, Haciéndonos pensar en nada, para que no pensemos en algo, algo que si que puede tener importancia, pero que no interesa poner sobre la mesa en estos momentos; hay cosas que se deben cocinar bajo el mantel.
Hurgando en los recuerdos, encuentro una similitud, que no sé si será acertada, debido al tiempo transcurrido y la corta edad con que contaba en aquellos momentos.
En el comedor de mi casa, frente al sofá de eskay, había un televisor en blanco y negro, con una sola cadena (la primera) para tener la segunda había que poner una antena distinta y costaba una pasta.
Todas las noches, a una hora determinada, que me imagino serian las once de la noche, había un programa de religión, y después, despedida y cierre. La pantalla se quedaba con un círculo central con rayas y lo dicho, cierre, la emisión se suspendía hasta la mañana siguiente.
Algunas veces, ocurría algo que a mí, me parecía insólito, sin previo aviso, anunciaban que al término de la emisión se retransmitía un partido de futbol o toros y muchas veces boxeo. Claro como no había otra cosa, la gente trasnochaba, aunque al día siguiente hubiese que madrugar.
La gente, ya tenía de que hablar en el trabajo, y como sigue pasando en estos tiempos, todos sabemos de todo y nuestra opinión tiene más consistencia que la de los propios profesionales que no tienen ni idea, (el ejemplo más claro está en los entrenadores de futbol). A lo que íbamos, después de un tiempo me empecé a dar cuenta de que casi siempre coincidían dichas emisiones con días en los que ocurrían cosas, que podían ocasionar inestabilidad ideológica al régimen existente, como revueltas estudiantiles o sindicales en este país o en cualquier otro, y sobre todo cuando se notaba a la población aburrida, no fuese que se pusiesen a pensar por no tener otra cosa que hacer.
Siempre se ha dicho, que cuando el diablo no tiene que hacer, con el rabo mata mocas; y eso hago yo, pero claro, no lo hago con dicha parte.
Reflexionemos sobre dónde estamos y donde queremos ir, saquemos fuerzas de cualquier sitio y empujemos el carro, aunque para ello, tengamos que hacer un sobre esfuerzo para arrastrar a los que están tumbados delante de él, evitando su avance, esos que deberían de estar tirando, pero a los cuales parece apetecerle más quedarse donde están, e incluso no les importaría empujar hacia atrás, pero para eso, tendrían que levantarse, uf que trabajo, demasiado para nuestra clase política.
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