Un ángel, me pidió un beso
sin decirme
para quién.
.-Ven y acércate
a mis labios
el beso yo te
daré.
En vez de uno, le di dos.
Porqué escatimar un beso
si a mí no me
cuesta nada
regalar una
ilusión.
Entonces me comentó:
Era
para alguien tan pobre
que ni cariño tenía.
Por el limbo deambulaba,
ni tan
siquiera san Pedro
la puerta del
cielo abría.
Había
sido tan cruel
en su paso por
la vida,
que a la hora
de su muerte
Lucifer, lo
aborrecía.
.- Si crees que no se merece
los besos que
me has prestado,
con gusto te
los devuelvo
y los busco en
otro lado.
.-No quiero
que los devuelvas,
llévalos a su
mejilla.
Desde el purgatorio vea,
en las tumbas
que cavó
el nunca podrá
impedir
que crezcan
las florecillas.
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