Desperté por la mañana
asomándome al
balcón.
Los niños correteaban.
En el tejado de enfrente
tenía un nido
un gorrión
con un trío de pajaritos,
que con los
picos abiertos
me llamaban la
atención.
Llamé a mi amigo Missy.
Desayunásemos juntos
fué mi primera
intención.
Yo lo esperaba impaciente
lavándome las
legañas,
para estar
apuesta y guapa
en aquella
reunión.
Lo vi venir a los lejos
andando por
los tejados
listo para la
ocasión.
Pero al pasar junto al nido
se paró, saco
las uñas,
y él solo se
los comió.
No lo volveré a invitar
a desayunar conmigo.
Con amigos como ese,
me sobran los enemigos.
OJOS de GATA.
Bueno, he intentado cambiar el orden de factores.
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