¿Que son para mí los ángeles?
.- presencias o entes
inmateriales creados externa o internamente, como beneficiosos para nuestra
salud, tanto física como mental.
Gracias a ellos podemos conseguir el nexo con
las fuerzas del universo, acompasando nuestras vibraciones con aquello que
anhelamos, creando suave conjunción entre la realidad y la ficción donde la línea
de distinción entre ambas queda anulada hasta el punto en que esa amalgama se desarrolla
logrando algo infinito a lo que nuestra propia idiosincrasia terminará
poniendo nombre, color, aspecto e incluso alas.
Por
cuestión de educación e historias escuchadas de nuestros antepasados, lo “divino”
se asocia con la luz, es decir, eso que nos saca de la oscuridad; las perversiones que se crean en nuestro
cerebro, hacen que se debiliten los mecanismos de defensa y por tanto sí, necesitamos creer en algo que nos proporcione
el poder de sugestión para encarar ciertas dificultades.
Ahí, en ese punto es donde se empiezan a
engendrar nuestras creencias; aliados,
que nada tienen que ver con lo físico, alojándolos en un plano astral donde
tenerlos a nuestro alcance, sin que nadie nos lo pueda arrebatar.
Para
sentirlos más cerca de nosotros, necesitamos materializarlos en algún ser
querido, para estar seguros de que nos están cuidando, poder sentir que
entienden nuestras palabras y llorar sin vergüenza ante ellos.
Las visiones se repiten e incluso a veces
se hacen persistentes, hasta tal punto que la vida terrenal, parece alargarse
hasta una dimensión desconocida, allí donde se encuentra una estadía que
relacionamos con lo que no sé, quizás denominamos “paz”.
Como aliados, como creencia, (que no tiene
porqué tener similitud con otras) sabemos que afectan como el mejor placebo
ante nuestras dificultades, tanto mentales como físicas; las
comparaciones nunca llegarán a ser realizadas con las personas de nuestro
entorno físico.
Unas veces por vergüenza a qué
pensarán de nosotros y nuestro estado mental, otras en cambio puede que sea
incluso por egoísmo, por ese miedo a compartir algo tan nuestro, que solo
nosotros hemos creado y conocemos.
De todas formas, los ángeles existen.
Se pueden ver con los ojos cerrados en la
oscuridad, escuchar el movimiento de sus alas cuando el silencio tiene sabor
dulce y olor a hierba fresca, sentir
como se deslizan por nuestros dedos hasta nuestras palmas de las manos abiertas.
Nos sorprenden en ese momento inesperado con
un escalofrío que recorre nuestra espalda y nos acompañan en nuestros sueños,
dejando caricias en nuestra mejilla, como alas de mariposa que susurran un
beso.
Carlos Torrijos
C.a.r.l. (España)
Coincido Compy, los Ángeles existen. Buena pluma como siempre. Saludos australes.
ResponderEliminarGraciñas M.B. por su comentario.
EliminarAngel de la guarda, dulce compañía... Me ha gustado mucho, felicidades
ResponderEliminarBesos----
EliminarLa LUZ siempre es. Como la Divinidad y el Amor que somos.
ResponderEliminarCreer, sentir de varios modos es lo que estamos dispuestos a aceptar y confiar. Es bella la experiencia de sentirse acompañad@.
Gracias C.A.R.L. por compartir.
Abrazos de luz.
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