Rompen las
olas contra las rocas
del escarpado arrecife
convirtiéndose
en espuma
que se eleva como niebla.
El viento empuja sus gotas
empapando mi
vestido.
Brotan alas de mi espalda
desplazando
mis cabellos
que levitan
con la brisa
acariciando
mi rostro.
El horizonte se empaña
en las
húmedas pupilas
de un
atardecer de otoño.
La mar, las rocas y el cielo
se funden
en armonía
en la palma de mis manos.
Se eleva la mirada.
Se
eleva el alma.
El corazón se apacigua
en un latir
despistado
que pierde
la cuenta del tiempo.
La respiración se olvida
en jadeo
intermitente
entre sollozos
y risas.
La mente pierde la razón
dejándose llevar
por la lokura
tanto tiempo
contenida.
Regalo
el vestido al mar.
Mi ropa interior al viento.
Muestro mi cuerpo a la luna
dejándome acariciar.
Al recobrar la cordura
el día ya
se ha perdido,
el tiempo
no se detuvo,
el mar
sigue siendo mar,
el
horizonte está oscuro,
eché a
volar mis sueños
pero el
cuerpo no voló,
tan solo
vuela la espuma.
Quise
parecerme a ella
Y me he
quedado desnuda.
Ojos de Gata@2023,
Ese instante disfrutado ante el viento y el mar despojándose de todo es mågico; la magia existe.
ResponderEliminarLibertad.
EliminarMuy bueno, gracias
Eliminar¿Qué decir? Tiro mis ropas al viento y desnuda me quedo. Felicidades
ResponderEliminarOleaje de versos en los que se cohibe el comentario para no interrumpir la magia de la poesía. Muy bella....felicitaciones querido amigo Carlos.AS
ResponderEliminarGracias "jefa"
EliminarHermoso ! sublime 🙏✨💖
ResponderEliminarCompy, este poema es bueno. El final estupendo.
ResponderEliminar