Día de felicidad
se cierne
junto al fogón,
madres e
hijas cocinan
estofado de
canguingos
para la
celebración.
Las historias se combinan
con las
carnes y verduras,
con el
calor de los fuegos
que el agua
anda calentando
llenando de
vaho el brillo
de los
azulejos blancos.
Con el filo de un cuchillo
que cala
hasta la madera
picando con
sutileza
sus capas
en miniaturas.
Se entrecorta la canción
por todas
tatareada
para reírse
llorando,
para llorar
sonriendo
pudiendo cerrar
los ojos
con alivio suspirando.
Las lágrimas mojan el rostro
mientras las
risas destellan
dando vueltas
a la olla.
El cucharón de madera
que se
aproxima a los labios
pensando que
está salado
por culpa
de la cebolla.
Ojos de Gata@2023.
Recuerdo feliz de las mujeres de la casa, gracias!
ResponderEliminarRecuerdo de delantales de cuadros, cabellos canosos y el olor de la casa de la abuela.
ResponderEliminarHuele a pueblo. Me gusta
ResponderEliminarUn poema con olor a comida casera.
ResponderEliminarConsigues llevarme a mi niñez, a mis orígenes .Gracias 😘
ResponderEliminarImagino la escena y el compartir esos momentos tan únicos y especiales entre los olores de la comida , el vaho que sale de las ollas y algunas confidencias en la conversación .Hermosas y sensibles letras. Felicitaciones !!
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