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miércoles, 7 de agosto de 2013

El coballa con (LL) parte final y carta

 
          Jaime entró a recoger como cada noche la bandeja de la cena.
     .- ¿Cómo te encuentras?
.-nervioso, mañana hay que apoyar al director, ¿pero cómo?
     .-no sé, tal vez ¿si le dijese que entrase por aquí antes de la reunión?
.- ¿y que, puedo hacer yo?    
     .-nada solo darle le mano y desearle suerte, él contará con toda tu energía
.- ¿si yo pudiera estar allí con él?
    .-pero no puedes, él confía en ti, tú confía en él
.-bueno intentaré dormir un rato
    .-hasta mañana, al medio día todo será oK, seguro
.-gracias, confianza, confianza
       A las ocho menos diez, el doctor Fernández, estaba en la habitación.
     .-me han dicho que querías verme
.-sí, hoy es un día clave
     .-ya lo sé, pero creo que sé cómo hacerlo
.-cuando tenga algún lapsus, piense en lo que yo les diría para  embaucarlos, utilizando sus palabras
      Estrechándose las manos con fuerza, se dejaron oír un par de susurros:
     .-pensaré en ti Paco
.-llévate mi energía y confianza Ramón
      El que lo llamase por su nombre, le administro una gran dosis de seguridad a la hora de dirigir sus palabras a los componentes de la directiva en la sala de juntas.
        Las cosas salieron según lo previsto, debería seguir ingresado;  hasta realizar la entrevista estaría conectado, después el proyecto estaría en vigor hasta agotar el presupuesto asignado; realizando mejoras en todas las prestaciones de la habitación y así esa inversión repercutiría directamente en el aprovechamiento de las instalaciones por parte de la fundación.
    La clausura del proyecto ATENEA, tuvo como colofón una multitudinaria rueda de prensa, donde se explico el trabajo realizado, se leyeron discursos de agradecimiento y después de contestar a las preguntas de los asistentes, terminó con la entrega del alta médica por parte de todo el equipo a Francisco.   Gracias a su difusión y las invitaciones a distintos programas de radio y televisión para su promoción, en dos meses captaron socios y donativos para proseguir con investigaciones,  proyectos de distinto índole y contratar a profesionales de seguridad, administrativo y atención especializada a todos aquellos que demandaban su ayuda, aparte de el voluntariado extenso y variado con que contaban desde el primer día de apertura.
     Han pasado ya dos años; todos siguen activamente vinculados, excepto Andrea, a la que por fin le concedieron plaza en su ciudad natal;  Elvira pasa como prometió, su jubilación como coordinadora de psicólogos y ayudando ella misma a los que deben tener en su seno familiar a un enfermo mental.
     Al doctor Andreu, se le diagnostico, una enfermedad degenerativa, por lo que tuvo que abandonar la cirugía, en ese instante, se ofreció como voluntario, para investigaciones; en estos momentos ocupa la habitación, que en su día inauguró Francisco.
     Waldo presentó la solicitud al equipo de la doctora Santos, para que diseñasen un programa de seguimiento eléctrico a través de las redes neuronales, que está en fase de perfeccionamiento
     El doctor Benítez, consiguió le concedieran el permiso para efectuar su forma de anestesia en todas aquellas intervenciones que le fueran asignadas, logrando un gran éxito y terminando siendo implantada por todos los anestesistas.
    Linda sigue buscando el antídoto al efecto K+A, sin fortuna virtual, si lo hallase, tampoco podría probarlo en nadie, a no ser que volviese a recuperar toda su investigación en otro paciente.  Ahora las tardes las dedica a pasear con su marido y algún que otro domingo por la tarde, se ven con Carmen y Felipe en una terracita de un bar donde preparan unas tapas excelentes y ya van cenados para casa.
      Francisco, trabaja en la misma empresa en la que comenzaron a trabajar su padre y hermano, se ha echado una novia muy maja, enfermera a la que conoció, haciendo labores de terapia de grupo en la fundación, que como el doctor Fernández propuso, lleva su nombre:  Fundación Francisco Gómez.
      Los demás, están todos bien, coinciden alguna que otra vez y recuerdan con cariño el tiempo que vivieron juntos tan agradable experiencia y saben que cada año el mismo día, tienen una cena pendiente, donde acuden todos para celebrar el aniversario de creación; el único día que pueden ver a Andrea y al que este año, el Doctor Andreu asistirá quizás por última vez, ayudado por sus compañeros.
      Su madre y su hermano, no salieron muy mal parados del juicio por agresión, les costó la broma dos mil setecientos euros y las costas, pero mereció la pena.
       Desde aquel lejano miércoles, gracias a Linda, dejo de ser para el barrio Paco el loco y gracias a la caja de herramientas, dejaron de  llamarlo sus “amigos” en las redes sociales: El Coballa con (LL)



Carta a Francisco


Amigo, Francisco;

                               Me dirijo a ti, para darte las gracias por haber sido capaz de transformar a todo un equipo de gente acostumbrada a anteponer los resultados a los medios y sin ninguna vinculación afectiva, en un grupo de seres vivos, personas con sentimientos afines a tu persona, entre los que como no podía ser de otra manera, me encuentro yo.

     Cuando comencé a escribir tu historia, tenía claro: el principio, el final y los derroteros por los que iba a trascurrir el desenlace.

      Al igual que a los demás, fuiste conquistándome desde el primer momento; he podido sentir la confusión y la falta de criterio que el doctor Fernández ha ido experimentando, estamos todos locos, cada vez que un nuevo camino parecía el correcto a seguir, la decisión, se veía truncada por nuevas bifurcaciones que me volvían a confundir, provocando la duda y no quedando más remedio que seguirte, para saber donde querías llegar.

   Todos los bocetos que hice para situar a los auxiliares dependiendo del color que vestían en situaciones diferentes y cometidos diversos dentro del equipo, no sirvieron de nada.

  Todo lo que las redes sociales, influirían en tu estado anímico y emocional, se desvaneció, cuando decidiste no incluirlas en tu tiempo.

     Todas las incomodidades que a cualquier otro habrían causado: ventosas, cables, intervenciones y el propio aislamiento, las hiciste formar parte de ti.

    Los que tenían que hacer de malos, no les diste oportunidad y los que debían actuar como buenos, no les ha resultado nada difícil su actuación.

     Todo un proyecto científico, lo has convertido en una lección de humanidad y yo aquí, solo he podido narrar el desenlace de las circunstancias.

   Esos discursos que escribí como colofón para ser pronunciados por los doctores y por ti mismo, así como las preguntas y respuestas a la rueda de prensa, han resultado innecesarios ante la necesidad de verte en el exterior  junto a tu familia viviendo la vida felizmente.

    Tú, solo tú, has escrito tu propio relato.

             Gracias, por permitirme darlo a conocer.

 

C.A.R.L.

 

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