Y una nueva persona, quiso hacerme saber que
leía mi blog. ¿Qué nos unía? Tal vez
nada, el aprecio que yo sentía no por un amigo de mis hermanos y el recuerdo de
mi ciudad natal. Sentir algo por alguien de mi familia es suficiente
para sentirme satisfecho.
Esos miembros de la familia entre mis
seguidores en la red, sus fotos, comentarios; me hicieron revivir parte de mi
infancia que casi había olvidado.
El que la hija también escribiese en un
blog, me hizo conocerlos un poco más y recuperar un vinculo que nunca perdí,
porque nunca había existido.
La simpatía y afecto hacia esa mujer, me
dio fuerzas para seguir escribiendo alguna que otra historia con la que
entretener al leerlas, algunos de sus momentos libres, que son más bien pocos.
¿Cómo devolverle, aquello que sin saberlo,
su sutil llegada, había hecho por mí? ¿Cuál podría ser la mejor manera de
demostrarle mi aprecio?
Estaba claro, algo que llegase al corazón
de su marido y al de toda su familia, miembros todos de una misma cofradía. Por
eso escribí fijándome en un video (una lagrima de Agonía).
Pero antes de publicarlo, sucedió
algo. Volvieron a ingresar al pequeño
rubiales, ¿Cómo sacar una sonrisa de sus labios en esos días largos y aburridos
en una habitación de hospital? Un
elefantito rosa y pedorro le ayudaría a sacar un poquito de fuerzas para
esbozar una mueca de felicidad.
Ahora viene lo más difícil, ¿cómo
exteriorizar lo que se siente por una persona a la que solo le has podido mirar
a los ojos cuando los tienes cerrados? ¿Qué
palabra utilizar para decir "te quiero", para que el respeto hacia su persona sea
mayor que la palabra? ¿Cómo explicar que alguien tan lejano, se sienta tan
cerca, por unas simples letras intercambiadas de vez en cuando?
Solo encuentro una palabra:
EMPATÍA.
Montse, gracias por sentir cariño por
los míos y perder el tiempo leyendo lo que escribo.
Aunque tarde:
feliz cumpleaños.
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