Corren las antorchas bajo el subsuelo
las cloacas
con sus ratas cegadas por la luz
rabos
disimulando el movimiento en un rincón.
Almas perdidas flotan entre los deshechos
arrastrados
por los pinchos,
tridentes
contra el cemento
que afilan sus
dientes hambrientos.
Abierto el infierno en olores a podredumbre
las alas
angelicales se tornan a color ocre,
la puerta se
abre y la incandescencia
arrasa con las
plumas,
que no
consiguieron abrirse paso
hacia las
puertas del cielo.
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