Cruz desnuda
Con los maderos doblados
por el paso
del tiempo
brotando
lágrimas secas
de los clavos
oxidados.
Las espinas que circundan
ofreciendo
protección
al nido de una
paloma.
Dos verdes hojas nacieron
en la corona
olvidada,
y un retoño
despereza
a punto de
despertar.
La madrugada se asoma
al tiempo que
nubarrones
anuncian savia
del cielo.
Con esas primeras gotas
el capullo se
ha hecho flor.
El color, rojo de sangre.
Un aroma penetrante
que duele
hasta las entrañas.
El sudor de los cabellos,
de donde sacó
alimento
le brinda
suave textura,
pétalos de
terciopelo
que acarician
a la brisa
dan vida nueva
al mensaje
que allí el poeta plasmó.
Los maderos carcomidos
impregnados
por la esencia
de los versos
que escribió.
Carlos Torrijos
C.a.r.l. (España)
Graciaa por compartir,tocayo.
ResponderEliminarTienes el don de tratar hasta la muerte con naturalidad, sin drama.Muchas gracias
ResponderEliminarPrecioso poema, una joyita, maese. Me gustó mucho.
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