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miércoles, 16 de junio de 2010

Gracias por tu adiós

      Me he puesto a pensar un titulo, uno que fuese solo provisional, algo que me diese una pista de por dónde empezar esta historia, no encuentro ninguno, mis sentimientos son contradictorios, ¿por qué? yo nunca he sido así, soy una persona a la que le afectan las cosas emocionalmente y me implico demasiado en problemas y sentimientos de otros que ni tan siquiera conozco, pero hoy me encuentro apático y eso me preocupa, no siento ni tristeza, tan solo siento nada, la lejanía en el tiempo lo invade todo, y los buenos recuerdos que conservaba parecen haberse difuminado con la noticia.
           Intentaré deciros lo que pensaba hasta ese momento y ojalá piense otra vez a partir de mañana.
    Antes de ayer, si, el 14/06/10, andando por la calle, andaba como siempre despistado, pensando en las musarañas, me crucé con una “antigua” amiga, de cuando teníamos veinte y pocos años, nos saludamos y me comentó que llevaba toda la semana pensando en mi, y sin más preámbulos me dijo que Elena mi ex novia, no saldría de esa noche, estaba ingresada en Barcelona con un cáncer que se había extendido a todo el cuerpo y que era cuestión de horas.
    Fueron unos años de relación, yo la quise muchísimo, ella tal vez un poquito menos, cuando tuve el accidente, estuvo a mi lado y el de mis padres todo el tiempo mientras estuve hospitalizado. Cuando decidí volver a Zamora, tanto ella como su familia, me acogieron en su casa, yo no trabajaba, mi aspecto era lo más parecido a la muerte andante, pero me trataron como un hijo más.
    Cuando decidió no seguir con migo, lo hizo con tranquilidad, haciéndome entender sus motivos, pero guardándose muchas cosas externas para más adelante, para cuando estuviera preparado para oírlas.
    Me dolió (como es natural) cuando me dijo que lo dejábamos, pero después de un tiempo, es el adiós que más he agradecido, aquello no tenía futuro, y gracias a su adiós encontré un hola. De hecho el día de mi boda, fue una de las primeras personas que puse en mi lista de invitados, y su cara reflejaba felicidad, al ver la misma felicidad, que yo en mi camino había encontrado.
   Después de aquello, nos perdimos la pista, ni apenas coincidimos por la calle, ni una llamada de teléfono, ni preguntar por su paradero a las amigas, nada. De algunos problemas que tuvo, me enteré de casualidad, y años más tarde me comentaron que se había ido a Barcelona con su hijo, no volví a saber nada de ella, tampoco me preocupé por saberlo.
    A estas horas tal vez ya esté enterada, nadie me lo ha confirmado, tenía 52 años, una pena, pero no puedo sentir, mi Elena simplemente se marchó hace mucho tiempo, ni ha muerto ni morirá, seguirá teniendo veinte y algunos, y alguna vez, muy de tarde en tarde, lucirá su pelo rubio con el corte típico de aquella época (princesa Diana) tan solo en mi pensamiento.

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