Todo por un beso
La mañana despertó calurosa tras una noche
en la que no corría ni una ligera brisa que pudiese entrar por las ventanas
abiertas para calmar aquellos sudores que no les dejaban pegar ojo.
Allá a las once, los hombres y mozos ya
llevaban unas horas en el trabajo o atendiendo el ganado. Las mujeres en la
orilla del río junto al puente lavaban la ropa y las niñas extendían esas
prendas lavadas sobre los matojos para que se secasen al sol. En la otra orilla, los enanos jugaban con
su torso descubierto y los más atrevidos se quitaban el pantalón y se bañaban en
aquel agua gélida debido a la proximidad de su nacimiento.
Desde hacía unos días, Felipe andaba a la
defensiva. Había prometido un sopapo a otro niño mayor que él, si le volvía a hacer
una aguadilla cuando se bañaban.
Con aquel cermeño en el río, bañarse allí, puede
que fuera armarla directamente y provocar un gran revuelo entre las
madres. Felipe tenía muy claro que no se
iba a dejar ningunear por muy grande y fuerte que fuera y que quien da primero
da dos veces.
Se dirigió andando vereda abajo para encontrar
un sitio tranquilo donde refrescarse sin problemas. Llegando a un sitio donde no iba nadie por la
cantidad de piedras y lo escarpado que era el acceso al agua se empezaron a oír voces y risas. Se agachó y aproximó arrastras para no ser
visto y saber quién se estaba bañando en aquel recodo del río.
Unas mozas disfrutaban desnudas de la
soledad de aquel paraje. Sobre las
piedras de la orilla estaban sus ropas dobladas. Allí, tras unos matojos
permaneció todo el rato sin poder parpadear. Cuando salieron del agua, las pupilas de sus
ojos no daban crédito a lo que veían. Demasiados cuerpos desnudos para fijarse
en todos al mismo tiempo.
Se vistieron y se fueron. Él bajó hasta la orilla, quitó los hierros
de su pierna y una vez desnudo se metió en el agua para calmar el calor que le
provenía tanto de fuera como de dentro del cuerpo.
Ciertas mañanas, no todas, las mozas desaparecían
de cerca del puente ¡ja!, él sabía dónde iban, así que se despistaba de los
demás y se marchaba a disfrutar del paisaje detrás de aquel matojo donde había
preparado un tipo de colchón con un saco lleno de hojarasca para estar más cómodo.
El domingo por la tarde los mozos hablaban sobre muchachas y los pequeños, agazapados al otro lado de la tapia intentaban escuchar lo que decían. Esa
pared era todo un símbolo; dependiendo de la edad estaban a un lado u otro
del muro de piedras. Saltar al otro lado
era pasar de niño a mayor, cosa que ocurría el día de año nuevo para todos aquellos
que tenían cumplidos ya los doce años. Desde aquel momento se consideraban
mozuelos hasta cumplir los dieciséis, pero ya chuleaban en todos los sitios
yendo con los mayores.
Uno de ellos comentaba ante las demás:
.-el otro día, me dio un beso la
Cris en la boca que sentí como se me caían los calzoncillos
.-hala, fantasma
.-oye, que puede ser, conmigo
hizo lo mismo la otra noche cerca de la casa del tío Demetrio
.-joder con la mosquita muerta
Todo eran risas en el grupo y los pequeñajos con las manos se tapaban su
boca para no ser descubiertos.
Por la noche Felipe, no era capaz de dejar de
pensar: ¿qué se sentiría al notar que se te caían? Se levantó sin hacer ruido de la
cama y se puso a mover con ritmo las caderas, pero la goma no cedía, el
calzoncillo seguía en su sitio.
¿Qué fuerza tendría que tener un beso para
que se cayesen con el pantalón puesto y todo?
Tuvo una idea:
Cuando en la mañana vio a Julita, le
propuso que se dieran un beso.
.- ¡ah!, que asco
.-por favor, solo quiero saber
que se siente cuando se te caen los calzoncillos, tú también puedes sentir como se te bajan las
bragas
.-marrano, cerdo, vete a la mierda y que ni se te ocurra volverme a hablar
.-no te pongas así
.-a que se lo cuento a mi madre y verás
Luego se alejó corriendo. Vaya chasco, si solo le había pedido un
beso.
A la noche, él y su madre, esperaban
sentados en el poyo de la puerta a que llegasen de la cantera su padre y su
hermano. Aprovechaban aquellas horas más de luz, para acumular horas extra que
estaban bien pagadas.
A lo lejos calle adelante se aproximaban dos
lucecitas en la oscuridad, seguro que eran ellos.
Guardaron las bicicletas en el
corral. Como cada día, sobre una mesa estaba preparada una palangana con agua, una pastilla de jabón y la toalla
limpia, para que se aseasen antes de entrar a cenar.
.-vengo reventado, vaya día de calor, y
allí el sol cae de plano
.-entrar, tengo las botellas de vino y gaseosa en agua para que estén
fresquitas
.- esa marra de cinco kilos, le hace
polvo los brazos a cualquiera. Tenias que ver a Bernardo que manejo le da. Mejor
que ningún hombre. Ya le he dicho que no
se emocione partiendo piedra, hay alguno que es un poco perro y a fin de mes la bonificación es a
repartir, así que quien quiera peces que se moje el culo.
.-pues nada, ya sabes, haz caso a tu padre que es zorro viejo y los cala
a la legua
.- y tú Felipe ¿que tal?
.-bien padre. Hoy hemos desmontado la sierra y hemos estado
afilándola con una lima fina. Ah espera, antes le hemos pasado una lija de
grano pequeño. Ha quedado como si fuera
nueva. Pero luego al montarla, se le ha caído una tuerca y si no llega a ser
porque yo tengo el brazo fino y la he podido coger, nos toca desmontar la mitad
de la maquina. Vaya como se ha puesto el
señor Celedonio, hasta que la he sacado han bajado todos los santos en
procesión.
.-ya, pero le pasa algo. Está desde que vino demasiado callado y
pensativo
.-estará inventando algo, su mente no le
para quieta ni de dormido
.-que pesada te pones, que no me
pasa nada
Hacia la media noche, se aproximó a la cama
de su hermano.
.-Bernardo, despierta
.- ¿Qué pasa ahora?
.-tengo que hablar contigo
.-déjame en paz, tengo sueño y mañana
me espera otro día de sudar a chorro. Maldito calor
.-si es un momento
.-a ver pesado que quieres
.- ¿Qué se siente cuando te dan
un beso?
.-y yo que sé
.-anda dímelo
.-entre tú y yo, nunca he besado a nadie
.- ¿y te gustaría?
.-pues claro
.-hacemos una cosa: Cerramos los
ojos, tú piensas que soy Cris y yo pienso que eres Julita, nos besamos y a ver
qué pasa
.-vete a la cama no sea que te de un
puñetazo en los dientes esos de rata que tienes, pues no quiere que nos demos
un beso este mierda
.-solo era para ver lo que se
siente
.- ¿lo que se siente?, anda tira, no
sea que sientas el haberme despertado para oír sandeces
Pues como fuera, él tenía que sentir eso de
lo que hablaban los mozos.
La siguiente mañana en que desaparecieron
de la zona del lavadero las mozas, Felipe se dirigió hasta su escondite. Se fue arrastrando de arbusto en arbusto sin
ser visto hasta llegar cerca de las ropas, esperó el momento oportuno y cogió
unas al azar, esas que más cercanas quedaban de su mano y regresó despacio a la
parte de arriba.
Las mozas, salieron del agua como siempre,
alegres y contentas mostrando sus exuberantes cuerpos. No se habían percatado de nada de lo sucedido.
.- ¿Dónde está mi ropa?
.-no sé, ¿Dónde la has dejado?
.-sobre esta piedra, ¿no será una broma?
.- ¿Cómo? Todas estábamos en el
agua
.- ¡eh! ¿Buscáis esto?
.-baja aquí inmediatamente y dame la
ropa
-Mientras, las demás la rodeaban escondiendo
su cuerpo-.
.-con una condición; que
Cris me dé un beso de esos que dicen los mozos que da
.-como me hagas subir a por ti,
lo que te voy a dar van a ser dos guantazos, enano
.-pues no hay ropa, nos vemos en
el puente
.-espera, espera
.- ¿sí o no?
.-vale baja con la ropa y te doy yo un
beso de tornillo
.-mejor dejo la ropa aquí arriba
.-vale, pero el beso te lo doy aquí
abajo
Cuando llegó a su altura, lo que se
encontró fue un guantazo que lo quedó sentado en el suelo
.-ahora escucha atentamente: la próxima
vez que te acerques por aquí o si le dices algo de esto a alguien, te rebano el
pito y se lo echo de comida a los peces
.-vale, vale, entendido
Cuando se iban, Cris se volvió.
.- ¿en serio quieres que te de un beso?
.-bueno
.-ponte de pie y cierra los ojos
Felipe tardó un segundo en levantarse. -Cuando ella se acercó-.
.-ahora cierra los ojos
En el momento en que cerró los ojos, Cris,
de un empujón lo tiró al agua.
.-bueno, pues ya sabes lo que es un beso
de Cris, de esos que dicen los mozos
Todas se marcharon riendo a
carcajadas.
.-putón, esta me la pagas
.-
primero tendrás que explicarle a tu madre porqué te has bañado en el río vestido.
.- ¿pues como se lo diga a mi
hermano?
.-ja, ja, ja, me parece que ese pito,
tiene un peligro... Tu veras la que haces renacuajo.
Allí quedó cubierto de
impotencia, desnudándose y tendiendo sus ropas sobre las piedras para intentar
que se secasen antes de la hora de comer.
Cuánta imaginación y facilidad para el relato. Me encantó tanto que imaginé muy vivas todas las escenas y recordé también cuando mi madre me contó que iba a lavar al río de San Martín De Valdeiglesias en la Serranía de Madrid. ✨💖😘🫂
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