Mi última entrada publicada me ha hecho
reflexionar.
Alguien me ha hecho un halago y
como tal me lo tomo: eres un buen escritor (ni es cierto ni lo pretendo).
Considero que un buen escritor en aquel,
que aparte de saber escribir, pone su talento, imaginación y cultura a
disposición de sus lectores, para los cuales escribe.
Ya que de talento y cultura ando un
poquito escaso, añado a la imaginación, alma y corazón y simplemente comparto
con mis lectores aquello que escribo para quien aún no me lee.
La única finalidad es que esa niña, que
está viviendo el lugar que le corresponde en su adolescencia. Con su mente en
las preocupaciones basadas en sus primeros pasos en el sentimiento del amor y
únicamente lee, lo sus estudios le exigen.
Algún día cuando a su sangre deje de afectarle
la llegada de la primavera, lea lo que escribí, recuerde este momento y me
conozca un poco mejor.
Un legado, para que pueda explicarle a sus
hijos, quien era su excéntrico abuelo, inquietudes, aciertos y errores, estados
de ánimo que superó y aquellos que lo desbordaron, cal fue su lucha, cual su victoria y cual su
derrota
Quisiera que ese día, sea considerado por
ellos como un sencillo transmisor de sentimientos y emociones.
Pongo el listón bastante alto. No sé, si lo conseguiré, pero intentaré
llegar a ello.
Qué más quisiera yo, que saber escribir,
contar con un vocabulario extenso y comprensible por todos al mismo tiempo. Pero
cada uno es cada cual y adaptándome a las circunstancias, puede que logre no
ser mejor ni peor, simplemente plasmar en mi diario las vivencias de manera
diferente.
Estimados
lectores, gracias por leerme e intentar comprender mis interioridades, aunque
muchos, no conozcáis ni mi rostro.
Seguiré esbozando historias, opiniones y
poemas, para que esta etapa de mi tiempo, no sucumba en el olvido.
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