Por el ojo de una aguja
como hilo de fina seda
quisiste cruzar volando.
Y
se quebraron tus alas
de plumas color azahar
al pretender intentarlo.
Se detuvieron los trinos
sobre los trigos dorados,
con el otoño la vida
te colma de desengaños.
Dónde quedaron tus trenzas,
los zapatos de charol,
esa mirada inocente
y las nubes de algodón,
dónde los sueños quedaron
envueltos por la ilusión.
Cierra los ojos, pequeña,
deja que vuele tu mente,
deja cantar a tus versos
igual que lo hiciste siempre,
duerme feliz esta noche
sin que nada te atormente.
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