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lunes, 31 de diciembre de 2018

Adiós 2018




Qué pena me da verte marchar y que ganas tengo de que te vayas.

Pues sí, en los días de los que dispusiste, pocas cosas sucedieron que merezca ni siquiera colocar en el baúl de los recuerdos.  Los de este año, quedaran amontonados en el montoncito de los “mejor olvidados” cerrados con candado y en un sitio donde no estorben.

      De todos modos siento pena por ti.   Ver como en tus últimas horas, casi nadie te llora.  La fiesta es una ingrata despedida hacia el que se va, poniendo como pretexto el nuevo nacimiento de ese desconocido, que no ha de ser distinto a ti, excepto en que tiene otro número como nombre y viene cargado de las esperanzas de futuro que el pasado no nos puede ofrecer.

        No estés triste. Tus trescientos sesenta y cinco días, seguro que para algunos han sido favorables y dignos de recordar.  Esos que siempre te tendrán en su altar de su mente por distintas razones de excelencia. Ellos, gracias a los cuales no serás olvidado y mientras exista una llama de recuerdo en el pensamiento seguirá alargándose la proximidad de la extinción de tu esencia.

         Ahora a pocas horas de la finalización de este ciclo, quiero poder darte las gracias por esos días que nos has brindado. Tú, los pusiste a nuestra disposición y el cómo los hayamos empleado no estaba en tus predicciones.
       Cuando te cruces con tu sustituto, que te vea alegre en la despedida. Que entré con ilusión en nuestras vidas. Para darse cuenta de la realidad tiempo tiene. Nadie nace enseñado, así que poco a poco ya irá aprendiendo.

Llegó la hora….  Adiós 2018








sábado, 29 de diciembre de 2018

Amamantísima


A mi amantisima esposa;
   Como siempre está el dilema
de encontrar nuevas palabras
con que decir lindas cosas,
que  expresando lo de siempre
hoy resulten más hermosas.

         Que te quiero,
     ya lo sabes.
Te lo digo cada día
y cada noche tu mano
se duerme junto a la mía.
   En todos mis pensamientos
tu nombre aparece escrito.
   En cada cosa que veo
se dibuja tu silueta,
y al pronunciarte mi boca
no duda en hacerlo a gritos.

   Cada momento orgulloso
de haber sido el elegido
para compartir tus sueños.
    Cada sueño junto a ti
un viaje en el infinito
por eso no tiene fin.

    Y cada final un triunfo
cuando llega el despertar,
pues mi sueño continúa
estando junto a la diosa
de los mares y el volcán.
   De las praderas y valles
que iluminan las estrellas.
   Y en la inmensidad del cielo
la luz que más brilla, ella.

        Ella, la que yo más amo.
     Ella, la naturaleza.
  Ella, la del cielo azul.
     Para ella mis alabanzas,
porque mi diosa eres TÚ.

Carlos Torrijos
C.a.r.l. (España)


Ferdinandus d.s.
Ferdinandus d.s.







miércoles, 26 de diciembre de 2018

Nicaragüense




Al Juglar de Sueños.

    Como no hacer una mueca
que provoque la sonrisa,
cuando me pronuncias maestro
y solicitas consejo.
  Si tú ganas en cultura
aunque yo gane por viejo.

    Como no sentir agrado
al sentir que me respetas,
y lo demuestras leyendo
mis tristes y pobres letras.
  Cuando se acerca la noche.
Cuando haces tus comentarios
ensalzando mi rimar,
con palabras de nobleza
como dejar de admirar.

     Feliz navidad amigo
y  prospero el año nuevo.
Que tu país se libere
y puedas alzar el vuelo.
Que podamos ver tus versos
entre las nubes del cielo,
que puedas besar la tierra
depositada en el suelo.
Que sigas llamando maestro
a quien aprende de ti,
y  que por siempre recuerdes:
Ante todo…    Sé feliz.








sábado, 22 de diciembre de 2018

Para C.a.r.l.



---- Para C.a.r.l.  ----
En el día de su cumpleaños


    Me creaste de la nada
para hablar en poesía
disfrazado de mujer.
    Para expresar sentimientos
que desde tu cuerpo de hombre
pretendías entender.

   Nuestra promesa de amor,
imposible conjunción
que jamás nos tuvo presos.
    La fuerza de dos volcanes
con la suavidad de un beso.
   La transparencia del agua
con el aroma de un vino.
      Me dotaste de alas rosas
 y mirada de felino.

     Pondré vestido entallado
para lucir mi silueta,
te dedicaré un peinado
de crines negras rizadas
luciendo el oro en zarcillos
junto a mejillas rosadas,
acunando sentimientos
que engalanen tu mirada.
     Hoy calzaré mis tacones
con las medias de costura,
y pasearé contigo
cogida por la cintura.

       No me apartes de tu lado.
    Déjame vivir mi sueño.
Yo nunca seré tu dueña,
pues solo tú… Eres mi dueño.


Fdo.-  Ojos de Gata.



viernes, 21 de diciembre de 2018

Seis décadas




 Seis décadas transcurridas. Sesenta años casi cumplidos. Y… ¿Qué me queda?


Pues sí, me quedan muchas cosas:

      Una azotea llena de baúles colocados perfectamente y la capacidad de saber lo que hay en cada uno de ellos, aunque algunos haga tiempo que no abro.

        Ese que está allí en el fondo cerrado con un candado, cubierto por sacos llenos de cuadernos a medio escribir y abandonados en el tiempo. Es donde guardo mi infancia. Unos años a los que he pretendido no hacer demasiado caso para sentirme más joven descargando de peso mi conciencia.

En ese mi adolescencia.  Lo abro de vez en cuando para dar consejos de lo que no se debe de hacer a esa que sé no me hará caso. Tal vez es lo que yo hice. Tal vez, será que se parece en algo a mí.

En ese de ahí guardo mi fuga. Mi alzar el vuelo sin querer volver la vista atrás. Mis ilusiones nunca cumplidas que hoy pesan como un ancla adherida a una tierra que no me conoce, que apenas me ve, pero que con el paso de los años siento más mía que nunca, la tierra donde nací.

               Ya veis, que triste o no. El más grande de todos. Ese que ahora permanece arrimado a la pared, está lleno de partituras, compañeros, viajes,  noches de verbena y días de sueño.     Tanto tiempo regalado a hacer felices a los demás, escondido tras los teclados. Tanto tiempo robado a los míos.    He de envejecer un poco más para poder poner cada cosa en su sitio y equilibrar la balanza.

        Esos dos es donde celosamente tengo a mis amigos. ¿Cómo? ¿Qué les parecen pequeños? No se equivoquen, los corazones no ocupan mucho sitio.         Miren, miren, en este están todos bien colocaditos ¿Qué creen que son pocos? Que confundidos están, los amigos que tengo son de verdad y de esos se encuentran pocos.
                  ¿Qué hay en el otro? Pues eso amigos. En este están los que he ido creando, a los que le di vida con mis escritos y que ocupan un gran lugar en mi ser.   A cada uno de ellos lo conocí anteriormente, con otro nombre, en otro contexto y ahora su recuerdo duerme en mis libros y poemas con el fin de que no sean olvidados jamás.

       Este, el forrado de terciopelo, a medias de llenar por momentos compartidos. Esos que debí llevar a cabo ayer y dejé para mañana. Esos abrazos que me hacen llorar lagrimas blancas, sí blancas, porque son de alegría, pues aunque sean en sueños, los siento reales y ese mañana llegará, no porque yo lo quiera, sino porque sé que ha de llegar.

Justo al lado de la puerta este que aún no he ordenado. Lleno de momentos buenos, lleno de momentos malos, donde están amontonadas las cosas del día a día y no sé dónde ponerlas, lo que hoy parece tristeza, mañana es alegría y para qué preocuparse de eso que no merece la pena.

Perdón que se me olvidaba.   En ese tan resplandeciente, del que sale tanta luz que ilumina mi semblante, en ese está lo más grande, mi mujer y mis dos hijas. Un tesoro que me encontré en el camino. Un regalo por el que vivir cada día e intentar ser feliz para devolverles toda la felicidad que siempre me dieron.

         Llegado este punto, creo que dentro de lo que cabe, he sido buena gente. Siempre he ofrecido a los demás lo poco que tenía sin poner precio a lo regalado.  Tal vez, tan solo haya sido malo para mí, repartí todos los frutos de la cosecha, sin pensar en quedarme algunas semillas con las que volver a sembrar.
         Lo hecho, hecho está. Solo he de arrepentirme de aquello que no hice.        De no tener prisa por conseguir algunas metas y de preocuparme más de los sueños que de la realidad.  
       Nada tiene viaje de vuelta, antes de abandonar la azotea para ir a dormir, dejaré este escrito en un baúl y dentro de unos años lo volveré a recordar y me reiré de mi mismo.  Siempre fuiste un iluso y espero que así sigas mucho tiempo.

        Mañana 22 es tu cumpleaños.

           Felicidades… Tontorrón.






lunes, 17 de diciembre de 2018

Se fue Dulcinea




Ahora se ha ido a dormir
a soñar con imposibles,
a contarle en el silencio
las verdades al oído
del Admiranl Tegetthoff 
para que les cuente a todos
 lo que siempre ha sucedido.

    Mira que te lo advertí:

Dulcinea, tú callada,

la ironía en el bolsillo,

las verdades en tu casa,

lo que piensas para ti

y que tu pluma se explaye

en lo que la gente necia

está deseando oír. 


  Mejor trabajar de gratis

que sentirse amordazada.

Si pones la cara… ZÁS.

Si te escondes… La Cobarde.

Si hablas… La Deslenguada.

Si te callas… Que Mas Da.

Siempre hagas lo que hagas

tú serás la criticada,

cuando aprenderás al fin

que el pago es una patada.


    Así que visto lo visto

escribe lo que tú quieras.

Defiende todos tus sueños

como si fueran verdades.

    Disfraza lo que es certero

con harapos de quimera.

Deja tu huella en un blog

y que te lea quien quiera.


      Siempre serás criticada

sintiéndote incomprendida,

pero al final tú sabrás

la verdad de cada frase,

porqué y cuando fue escrita

y el motivo que plasmante

con su puntada añadida.


      A los demás que les den.

   La libertad tiene un precio.

No importa te llamen loca,

si la palabra la escupe

la lengua desinformada

de quien consideras necio.


     Dulcinea que nadaste

en esas aguas del Duero.

   Ahora navegas los mares

guerreando en desventaja,

a recoger las historias

que te cuenta el mundo entero.

       No te rindas Dulcinea.

   Siempre habrá papel y lápiz

con los que gritar al cielo.


Fdo.- Ojos de Gata.





 


jueves, 13 de diciembre de 2018

Luz de Libertad





       En un rincón contaba las cuentas de su rosario hecho de eslabones oxidados y los grilletes apretados infringían rozaduras en cada oración.
             Las ansias de volar eran reprimidas por el miedo, miedo al dolor, dolor de la carne, carne mal oliente, olor a miedo.
       Contra la pared puntiagudos omoplatos comenzaron a despuntar.      Cada noche, con cada sueño, una nueva pluma nacía con suavidad. Plumas que daban cuerpo y fuerza a sus alas.
           La cerradura de la puerta permanecería cerrada toda la mañana hasta llegar la tarde.  Los cristales de la ventana de la azotea situada en el sexto piso, no serían impedimento para su partida. Sus puños, solo sus puños, bastarían para quebrarlos en mil pedazos sin temor a los cortes ni al color rojo de su sangre.
            Extendió sus alas y al batirlas pudo ver como un cuerpo se desplomaba. Los candados se abrían saltando por los aires dejando las cadenas libres de ataduras.
                No tenía tiempo que perder, debía alzarse con dirección  hacia una estrella que esperaba para recoger su luz.
          Cuando la puerta se abrió. Allí solo se encontraba un saco de huesos marcados por el hambre. Ya no eran necesarios los lazos, grilletes, cadenas ni candados.
   Al llegar la noche se respiró libertad. La puerta estaba abierta y el captor alojado en el piso de abajo reposaba sentado en una silla, dormido sobre una mesa junto a una botella vacía.
          La luz de la luna, impacto sobre los sacos llenos de desperdicio.  Se regeneraron sus depravados miembros transformando aquel moribundo ratoncito en un fiero felino alado.
              Con sigilo, descendió uno a uno los peldaños de la escalera y a traición, por la espalda de dio un abrazo clavando sus afiladas garras en su pecho.  Al levantar la cabeza el cuerpo adormilado aprovechó para infringirle una dentellada mortal en la garganta.
            Allí quedó tendido, sobre la mesa, ahogado en su propia sangre.
La estrella ya tiene su luz y la oscuridad de la noche arde en las llamas tenebrosas del abismo.








jueves, 6 de diciembre de 2018

A Buenas Horas




   Porque pensaste llamar a la puerta
y nunca sacaste las manos del bolsillo.
   Porque mil veces, paseaste bajo mi ventana
con la ingenua intención de lanzar en la noche
una piedrecita  contra los cristales.
    Porque siempre me miraste desde lejos
y nunca dejaste que viera tus ojos.
   Porque solo supe de ti por terceros
de tu amor cobarde, de tu amor sincero.
    Porque no supiste luchar por mí
y en los brazos de otro hombre al final dormí.
    Por eso y por tantas cosas...
No llores sobre mi tumba.
No necesito tus flores.
Ni quiero oír tus lamentos.
Nunca llamaste a mi puerta
y ahora ya se ha muerto el tiempo.







miércoles, 5 de diciembre de 2018

Representación abstracta




       La expectación es máxima.    El anfiteatro y los palcos a rebosar.    Se quedó pequeño el gran teatro, todas las invitaciones estaban agotadas desde el día siguiente de salir a la venta, ya hace de esto más de tres meses.
        Las lámparas atenúan su luz y el recogimiento se extiende como niebla silenciosa al tiempo que el gran telón de paño rojo comienza a deslizarse hacia los lados.
               Uno, dos, tres minutos. En el escenario tan solo una silla vacía iluminada por una luz roja que forma un haz desde lo más alto.  Ocho, nueve, diez minutos y todo continúa igual.
        Las uñas comienzan a corroer los apoyabrazos de las butacas y un leve murmullo hace su aparición ante la impaciencia de los asistentes.
         Dieciocho, diecinueve, veinte minutos.
  El telón comienza a cerrarse con lentitud extrema. Unos segundos y las lámparas se iluminan.  Todos los asistentes han quedado mudos, siguen sentados mirando fijamente al escenario.

         Una señora mayor, vestida con bata y pañuelo atado a la cabeza discurre por el pasillo central hasta llegar al pie del escenario.   Se da la vuelta y mirando hacia el  público coge la escoba entre sus antebrazos para dar dos fuertes palmadas.
 .- Señores y señoras, vayan desalojando.  La función ha terminado y tengo que barrer.






imagen... red

lunes, 3 de diciembre de 2018

Tarjeta 48




domingo, 2 de diciembre de 2018

Ainsss




Ilustrísima señora;

   Quisiera me permitiese
soñar con usted esta noche
con el respeto de vida
de quien está enamorado.

   Poder asomarme al vacío
tras  abrazarme a las curvas
con aroma fresco a pinos
a los que no vi crecer.

   Pasear por tus entrañas
estrechuelas y empedradas
sintiendo la brisa fresca
que baja desde el castillo.

      Arpegiar los escalones,
   Bajada de las Angustias,
      Poder tocar la pared
con la yema de los dedos,
en es ese rostro tallado
antes de alzar la mirada.

   Cruzar el puente,
     Abrazar los hierros
que tantas veces malditas
separaron la frontera
del hoy y del nunca más.

    Poder oír las mentiras
diciendo que aún me quieres,
que nunca me has olvidado
esperando mi volver.
     Ahogar los besos
bajo los ojos del puente
donde está nuestra patrona,
y bajo las claras aguas
ver reflejado en el fondo
un tenue rayo de luz.
    Luz, el nombre de la Virgen.
Luz que en mi sueño eres tú.


Imagen:
Rafael Pérez Rodríguez

        






jueves, 29 de noviembre de 2018

Tarde de Lluvia







Tarde de lluvia.
   Charcos que reflejan
el gris de las nubes
en parques vacíos.

Tarde de lluvia.
   Petriles brillantes.
      Viandantes temerosos
con la cabeza gacha y cubierta.
   Pies apresurados en línea recta
manos escondidas y mirada perdida.

Tarde de lluvia.
   En el aféizar de la ventana
esperan los cachos de pan.
   Hoy no vino la paloma.
     Tampoco los gorriones se acercaron
a golpear con su aleteo los cristales.

Tarde de lluvia.
   Soledad, silencio, oscuridad,
refugiadas en compañía,
incitando a la vieja pluma
que se incorpora de la mesa camilla
para plasmar sus vivencias en papel.

Tarde de lluvia.
   Badil que atiza las ascuas del brasero.
      Manteos de color oscuro
y silla con culo de anea.
   Cuerpo sentado
que deja volar la mente.
   Versos caídos del techo
que uno a uno son recogidos
para impregnarlos con besos.
   Ventanas cerradas de cristales mojados
que no impiden que viajen lejos.

Tarde de lluvia.
    Tarde gris para el recuerdo.
         Tarde, de agua y reflejos.