Ilustrísima
señora;
Quisiera me permitiese
soñar
con usted esta noche
con
el respeto de vida
de
quien está enamorado.
Poder asomarme al vacío
tras
abrazarme a las curvas
con
aroma fresco a pinos
a
los que no vi crecer.
Pasear por tus entrañas
estrechuelas
y empedradas
sintiendo
la brisa fresca
que
baja desde el castillo.
Arpegiar los escalones,
Bajada de las Angustias,
Poder tocar la pared
con
la yema de los dedos,
en
es ese rostro tallado
antes
de alzar la mirada.
Cruzar el puente,
Abrazar los hierros
que
tantas veces malditas
separaron
la frontera
del
hoy y del nunca más.
Poder oír las mentiras
diciendo
que aún me quieres,
que
nunca me has olvidado
esperando
mi volver.
Ahogar los besos
bajo
los ojos del puente
donde
está nuestra patrona,
y
bajo las claras aguas
ver
reflejado en el fondo
un
tenue rayo de luz.
Luz, el nombre de la Virgen.
Luz
que en mi sueño eres tú.
Imagen:
Rafael Pérez Rodríguez
Es precioso Carlos, hasta se puede cantar.
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