Yo; un antiguo, una persona educada
y criada a partir de la segunda mitad del siglo pasado, “que se le va hacer, no
nací antes”.
Ciertas modernidades no me terminan
de endulzar los oídos y me parece que no dejan de ser una fachada “tal vez
necesaria, no lo niego” pero bueno una fachada que intento entender y creer que
con el tiempo todo se regulará componiendo nuevas terminaciones que hagan los
neutros una normalidad social a la hora de expresar grupos compuestos por ambos
sexos.
En ciertos avances, sería “normal”
que la clase “baja” menos culta de la sociedad, siguiese anclada en el pasado,
pero para eso están los señores de carrera, (aunque algunos parezcan tener la
carrera del galgo) los que imparten educación: laboral, cultural, mental o de
vida. Esos que se acoplan a las
modernidades en cada uno de los discursos que profieren en sus actos ante el
público que desea aprender de sus conocimientos.
Qué bonito queda el hacer una
intervención dos folios más larga a cuenta de: señores y señoras, compañeros y
compañeras, alumnos y alumnas, os, as, os, as, os, as y así todo el rato, pero
luego cuando van al servicio, cierran la tapa y no se dignan a tirar de la
cadena.
Yo; un antiguo que está harto de
tanto modernismo en gente que no es ni siquiera del siglo pasado. Gente que
tiene su interior en la edad media o casi.
Resulta que hay profesores (quisiera
pensar que son una minoría) que han pasado de usar la palabra “tía” para describir
a una mujer, ha simplemente crear un vacío a su alrededor. (No, ellos no
discriminan con el vocabulario, por favor eso no es correcto) pero si alguna se
atreve a intentar ocupar un espacio considerado para hombres, se le plantea la
posibilidad de ni siquiera intentarlo. Ya sabéis, excusas baratas como la
fuerza física en unos sectores donde prima la inteligencia.
Esa es otra. Eso sí que es un
problema. Si además la mujer es inteligente, con la iglesia hemos topado. Porque
claro, si sabe leer y escribir, al final va hacer el examen, pero si además sabe
pensar… ¡qué peligro! Esto ya se nos va
de las manos.
Pues sí señores (y creo que se
entiende como genérico para todas) esto sigue pasando. Antiguamente, en el
siglo pasado, nos encantaba que las mujeres estudiasen, aunque fuéramos un poco
brutos en ciertas expresiones reprochables en muchos aspectos y creo que hemos
dado un gran paso hacia la concienciación de lo que no se puede admitir. Pero un paso no es suficiente para avanzar,
mientras sigan analfabetos mentales como instructores ejerciendo la docencia de
cualquier tipo y claro, sus superiores hagan la vista gorda y en vez de
tirar de la cadena, vuelvan a cerrar la tapa del servicio y el que venga detrás
que se quede con el marrón.
Porque eso es lo que hay en ese
mundo. Altos cargos que cierran los ojos a lo evidente, sentados en sus cómodos
sillones y sin ganas de complicarse. Porque creen que con ellos no va la cosa. Porque siguen en la edad media y el futuro de sus hijas parece importarles una
mierda; aunque en sus multitudinarios discursos las nombren utilizando el
género femenino (eso sí normalmente el masculino delante).
Bueno esto viene a que hoy se me ha
mostrado una realidad que me pensaba ya inexistente y me ha puesto del hígado. He
llegado a casa y como siempre me he puesto a pensar en voz alta.
Seguro que muchos pensarán que es
un arrebato, pero… “qué más quisiera yo”.
O nos empezamos a poner las pilas o cuando la taza se llene todos estaremos
envueltos en mierda. (Como en la edad media).
Carlos Torrijos
C.a.r.l. (España)
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