Trayectos indefinidos, tardes de
expectativas. Noches de verano, horas de
verbena y con la misión cumplida, amaneceres de cansancio.
Tras horas de viaje y preparativos, con
el repertorio bien aprendido en esas horas y horas de ensayo previo, en el
local durante los meses de invierno “escasos en fiestas populares”.
Llegó la hora, todo preparado, el equipo probado.
Los
técnicos esperando la señal rodeados de gente desconocida mirando al frente. El público expectante, deseoso de una gran
velada. Los músicos en su sitio, tras sus
instrumentos. Los cantantes con el micrófono en una mano y
con su botella de agua en la otra a la que dar el último sorbo antes de salir a
escena.
Comienza la melodía de presentación
acompañando el desplazar de toldo delantero y las luces comienzan a iluminar
toda la plaza, mientras juegan traspasando el humo que deja entrever la silueta
de las tarimas entre haces de luz.
Cada uno sabe cuál es su cometido; el espectáculo
comienza y muestra el resultado de todo el esfuerzo realizado durante meses por “músicos y danzantes”.
La misión de público es divertirse, pasar un
rato agradable aprovechando el buen tiempo, buscando el reencuentro con familiares y amigos aprovechando
las vacaciones o la onomástica del patrón de esa localidad de donde
tal vez un día salieron y sus calles ya no están habitualmente bajo sus pies.
En la verbena, se amalgaman emociones
presentes con sentimientos pasados: Ese tema con lo que los más pequeños se
inician en el arte del baile; Los
clásicos, en que se funden distintas generaciones formando parejas inusuales; Y
como no, los que tocan en alma, pues nos hacen recordar a aquellos que ya no
están presentes en la plaza, pero que siguen bailando en nuestro recuerdo.
Los
artistas “aunque pocas veces lo exterioricen” también están rebosantes de recuerdos en cada
canción: Familiares a quien mentalmente siempre le dedican esas notas; Otras muchas melodías y arreglos que les
evocan el anhelo de compañeros que ya no
están, provocando una disimulada mirada a las alturas cerrando los ojos por un
instante.
La verbena es algo más que música, luces,
espectáculo y diversión. La verbena en conjunto es otra dimensión, un
sentir popular único, en que infinitas sensaciones, las de arriba y las de
abajo se funden por unas pocas horas para perpetuar esos recuerdos que pasarán
inadvertidos durante todo el año, hasta que de nuevo, otra vez, llegue el día
señalado.
Cuando todo se acaba, el telón se vuelve a cerrar. La gente se irá dispersando comentando de
cómo se lo han pasado, sin apenas referencias a muchos de los que hicieron
grande y única esa fiesta.
Mañana todo habrá pasado a la historia.
Ahora los componentes de la orquesta, tienen que
volver a recoger todo de nuevo y así prepararse para una nueva actuación en
otra plaza que espera. Llega la hora de intentar descansar un poco
dentro de los posibles.
La carretera vuelve a ser su compañera de
viaje, puntos kilométricos que uno a uno significan un minuto más cerca de su
destino y sobre ellos, el cielo estrellado cual manto de Santa Farándula,
protegiéndolos siempre del cansancio y el sueño para que lleguen sanos y salvos.
Como cada 15 de Agosto os
mando un saludo amig@s.
Hoy
es el día de nuestra patrona, patrona de esos que os dedicáis y de los que nos
hemos dedicado al arte de la verbena durante años repartiendo alegría y
diversión por todas las plazas de los pueblos y ciudades de este largo y ancho precioso país.
Cuidado, mucho cuidado, que os quiero volver a felicitar a todos en este día al año que viene. Así que ya sabéis: No
me podéis faltar ningún@.
No importa los días seguidos de
actuaciones, al final tenéis una familia esperando en casa, ansiosa para poder
abrazaros y no les podéis fallar.
Por y para todos:
Conductores, Montadores,
Técnicos, Cantantes, Músicos. Danzantes y Demás Familia.
¡VIVA SANTA FARÁNDULA!
Carlos Torrijos
C.a.r.l. (España)
Estupenda descripción de las vivencias de los 15 de Agosto: cada persona, cada atril, cada cable y enchufe, cada foco...todo en su sitio como ha de ser. Dando ritmo a los recuerdos, a las despedidas, mandando besos al cielo y haciendo magia a cada instante . ¡ Gracias a tofos los Faranduleros de mi vida !
ResponderEliminarFelicitaciones.
EliminarUna pieza en el enclave de la vida, la diversión...bajo el manto sombrío del recuerdo de los que no están, pero el espectáculo debe seguir, la pena puesta de lado...las fiesta es un ritual, una tradición que a veces lastima..
ResponderEliminarBlanco Veroes
Abrazos.
EliminarFeliz día de la Santa Farándula, cuántos recuerdos, cuántos quinces de agosto pasaron por mi Santa casa, cuántos kms recorridos, cuánta espera, cuántas luces, cuántas notas, cuántas plazas diferentes aunque al final todas son una, la misma plaza, los mismos jóvenes, abuelos, feliz aquel que inundó de música los corazones. Feliz día maese.
ResponderEliminarFelicidades a D. Oscar.
EliminarDescriptivas y muy emotivas letras que van entrelazando vivencias del artista con esa perspectiva de dar parte de si mismo para alegrar y emocionar a los que están debajo del escenario. Y todo esfuerzo habrá valido la pena !! Felicidades
ResponderEliminarAbrazos compy.
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